El deporte, herramienta de evangelización para la juventud

Entrevista con el padre Javier Agudo García

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ROMA, domingo 8 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Concluyó ayer en Roma el seminario «Deporte, educación y fe: para una nueva estación del movimiento deportivo católico», organizado por el Consejo Pontificio para los Laicos.

Participaron responsables del deporte de diversas conferencias episcopales así como representantes de asociaciones católicas nacionales e internacionales y otros expertos en el tema de la pastoral del deporte.

ZENIT habló con sacerdote español Javier Agudo García, quien participó en este evento académico durante un panel de discusión con el tema de la evangelización de los jóvenes a través del deporte.

El sacerdote señaló que los agentes pastorales deben aplicar en el deporte «la pedagogía del umbral», es decir, hacer de éste una escuela de valores como la amistad, el trabajo en equipo, la humildad en los triunfos y las derrotas, para que así el joven llegue a la puerta de la evangelización.

«Es un lugar privilegiado que ayudan a comprender el Evangelio en sí», dijo el padre García.

El deporte ayuda también al trabajo con los demás: «Un equipo es una pequeña comunidad donde los chicos tienen que esforzar, se ayudan entre ellos a ganar, a tener sus victorias».

El padre Javier Agudo García, de 54 años es religioso de las escuelas pías de los escolapios. Pertenece a la Federación de tiro con arco y montañismo. Es también provincial de la tercera demarcación de España, presidente de la FEDE de Madrid y vicepresidente de la asociación EMDE deportiva.

–¿Qué diferencia hace mirar al deporte con los ojos de la fe?

–Javier Agudo: La fe nuestra es una manera de mirar el mundo, no es sólo una serie de prácticas sino una posición concreta. El jugador creyente ha de mirar al otro no como un enemigo. Es una manera diferente lo que se plantea en el deporte profesional donde hay dinero de por medio, donde el que pierde no gana. Para nosotros Dios es el gran árbitro y los valores cristianos son su guía. Eso influye, marca una diferencia como en cualquier actividad, entre quien mira desde el punto de la fe o quien lo hace desde otra perspectiva.

–¿Y cómo puede el deporte aumentar o fortalecer la fe de quien lo practica?

–Javier Agudo: Por los hábitos y valores en que está presente. Es importante el testimonio de los educadores. De unos buenos educadores entre lo que se hace y lo que se vive. El deporte se convierte así en una pequeña escuela en la sociedad. Cuando el deportista llegue a ser profesional ya tendrá que competir no en el campo del deporte sino con los abogados, médicos, químicos o físicos. Y podrá aplicar así los valores que aprendió de joven durante sus prácticas deportivas.

–¿En su experiencia en el trabajo con los jóvenes, ha visto que alguien discierna su vocación al la vida consagrada a través de la práctica del deporte?

–Javier Agudo: Debo decir que no suele ser tan milagroso como para llegar al tema de la vocación pero sí proporciona un acercamiento a Dios. El deporte es un excelente lugar para que el joven se acerque a convivir con otros. Los chicos con los que trabajo son de familias cristianas y el entrar en una dimensión con otros les lleva a un acercamiento a Dios.

–¿Algún santo deportista al que le tenga devoción?

–Javier Agudo: En la carpeta de este seminario nos han metido un librito sobre San Pablo y el deporte. Él hizo mucha referencia al deporte, especialmente en la primera carta a los corintios, hacía analogías con la vida cristiana. Es importante tenerlo en cuenta y más ahora que acabamos de terminar el Año Paulino. Fue un hombre con una visión que valoraba el deporte como lugar y espacio de esfuerzo personal.

–Algunas amenazas que cree usted que viva el deporte actualmente

–Javier Agudo: Lo tienes en el mundo de hoy. La competitividad que tiene a Dios en el dinero, desligado del interés y las ganancias, una competitividad muy dura que hace que el hombre acuda a medios como el doping porque lo que importa ya no es el esfuerzo, sino sólo el ganar. Así los valores esenciales se desdibujan.

—¿Cómo ve usted el hecho de que la Santa Sede le dé un espacio al deporte por medio de este seminario y de la sección «Iglesia y deporte» del Pontificio Consejo para los laicos?

–Javier Agudo: Si hemos dicho que el deporte es una parcela de la educación, el que la Santa Sede esté detrás nos hace ver a quienes trabajamos la educación católica que hay un apoyo, así nos damos cuenta del potencial, no sé si evangelizador, pero sí de toda esa pedagogía inicial que lleva al niño a comprender el Evangelio.

–Alguna película que recuerde esta dimensión pedagógica del deporte…

–Javier Agudo: Me viene en mente Karate Kid, una película de 1984. La valoro por esa lucha, el esfuerzo de Daniel Larusso, (interpretado por Ralph Marcchio), por aprender frente a los otros jóvenes de una pandilla de Los Ángeles que hacen un uso equivocado a la práctica del karate. Es una película muy educativa y justamente hace un análisis de dos visiones del deporte de las que se ha hablado en este seminario.

–A casi diez años de la celebración del Año Jubilar, ¿recuerda las palabras de Juan Pablo II durante el Jubileo de los deportistas?

–Javier Agudo: Recuerdo que el Papa insistía en la formación de quienes somos educadores, la importancia que tiene el desarrollo que pone un horizonte en la vida. Vivimos en un mundo donde los jóvenes no tienen una orientación clara y quienes andan en deporte tienen sus metas fijas y una actividad en la que centran sus vidas.

[Por Carmen Elena Villa]

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ZENIT Staff

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