El desafío de la ciencia: estar realmente al servicio del hombre

Entrevista al Dr. Ventura-Juncá, de la Academia Pontificia para la Vida

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MADRID, viernes, 24 noviembre 2006 (ZENIT.org).- «El gran desafío de la ciencia, hoy día, y de la tecnología, es que estén al servicio del hombre respetando su vida y su dignidad», alerta el doctor Patricio Ventura-Juncá del Tobar, miembro del consejo directivo de la Academia Pontificia para la Vida (http://www.academiavita.org)

Con estas palabras sintetizó, en esta entrevista concedida a Zenit, el núcleo de la ponencia-marco que pronunció, a los pocos minutos, en el VIII Congreso Católicos y Vida Pública (Madrid, 17-19 noviembre).

«El desafío de ser hombre» es el tema que ha centrado esta gran convocatoria anual, iniciativa de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP, http://www.acdp.es/) y de la Fundación Universitaria San Pablo-CEU (http://www.ceu.es/).

Médico cirujano neonatólogo y profesor de Bioética en la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el doctor Ventura-Juncá subrayó a Zenit la enorme importancia actual de «tener muy claro cuáles son las bases científicas de la embriología y de la genética moderna respecto al momento en que se inicia la vida».

–¿Está la ciencia realmente, en este momento y en esta sociedad en la que vivimos, al servicio del hombre o está más bien el hombre al servicio de la ciencia?

–Dr. Ventura-Juncá: Creo que en esto hay distintas posiciones. Creo que hay un grupo de gente que verdaderamente quiere poner la ciencia al servicio del hombre, y los ejemplos de esto son muchos: el aumento de la expectativa de vida es un efecto del avance de la medicina y de la ciencia, la disminución de la mortalidad infantil también, y los numerosos tratamientos que hay ahora para numerosas enfermedades que antes eran incurables, las vacunas…

Sin embargo uno de los ámbitos conflictivos está en el inicio de la vida: si nosotros reconocemos que desde el momento de la fecundación, como lo demuestra la genética y la embriología moderna, tenemos a un ser humano, y que como dice incluso un evolucionista materialista como Ernst Haeckel, desde el momento de la fecundación comienza el inicio del desarrollo de un nuevo organismo que va a ser un niño y un adulto, eso tenemos que tenerlo nosotros presente como un elemento fundamental para respetar a todo ser humano independientemente de su etapa de desarrollo.

–Hablamos de la urgencia de respetar la dignidad del ser humano desde el inicio de la vida, que parece que es la parte que más se discute. ¿Sobre qué aspectos diría usted que es apremiante tomar conciencia?

–Dr. Ventura-Juncá: Creo que el respeto a la vida es uno de los pilares de una sociedad civilizada y humana. Y ahí tenemos el debate en el ámbito de la fertilización «in vitro»; de no congelar embriones, porque los embriones congelados no sobreviven todos y tienen un destino incierto; de no clonar seres humanos, porque la clonación de seres humanos destruye todas las relaciones de la familia; de impulsar la investigación con células troncales –con células madre adultas- y no destruir embriones para obtener células madre embrionarias, que además en este momento tienen muchas limitaciones incluso en el ámbito científico -en la medicina regenerativa-; de no usar anticonceptivos «de emergencia», que si se toman en el período de la ovulación o posterior pueden impedir la implantación y por lo tanto producir un aborto. Creo que esos temas que están en el centro del debate son muy importantes.

–La ciencia al servicio del hombre ¿cree que verdaderamente está poniendo todo de su parte para hacer frente a la situación de enfermos terminales, sean de la edad que sean, vistas también las disposiciones que se está impulsando desde varios países, no sólo orientadas a la eutanasia en adultos, sino también a privar de la vida a niños e incluso a neonatos?

–Dr. Ventura-Juncá: Creo que el respeto por la vida da un imperativo absoluto: no podemos matar a ningún ser humano intencionalmente. Pero por otro lado hay que entender que al final de la vida mucha gente solicita la eutanasia no porque tenga un dolor incontrolable, sino porque las personas están solas en una sociedad individualista en la que se sienten dejados por la familia, dejados por la sociedad misma, siendo un peso para la familia, un peso para la sociedad. Y la experiencia demuestra que lo que hay que desarrollar es la medicina paliativa: ésta implica no solamente los controles del dolor, de confort, sino también del acompañamiento. Lo peor del hombre moderno es la soledad y , como decía la Madre Teresa, que alguien no tenga quien le quiera.

–Dolor moral y dolor físico, entonces. Pero usted, como médico, ¿nos puede confirmar que existen maneras adecuadas de paliar el dolor y, digamos, de terminar la vida sin sufrimiento, pero sin adelantar la muerte, o bien, morir naturalmente pero sin sufrimiento?

–Dr. Ventura-Juncá: Eso es muy importante, y a mis alumnos les digo: nosotros, los médicos, tenemos como tarea cuidar el desarrollo de la vida, pero eso no significa prolongar la vida a cualquier coste, y es muy importante que la gente entienda que limitar tratamientos que no son proporcionados o que son extraordinarios no afecta a una obligación moral, y al contrario, es una visión muy humana de que la gente puede morir con los tratamientos ordinarios y rodeado, ojalá, en su casa de sus seres queridos, de sus hijos y de sus nietos.

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ZENIT Staff

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