«El diálogo entre judíos y católicos es recíproco»

Habla Norbert Hofmann, nuevo secretario vaticano de relaciones con el judaismo

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ROMA, 24 enero 2003 (ZENIT.org).- El salesiano Norbert Hofmann, secretario de Relaciones con el Judaísmo del Vaticano, se confiesa «optimista» ante el diálogo con los judíos, y revela algunos de los pequeños pasos que hace 40 años eran impensables, como las relaciones de alto nivel entre el Vaticano y el Gran Rabinato de Jerusalén, que iniciarán próximamente a nivel oficiale.

El padre Hofmann, nacido en Ebermannstadt (Baviera), es desde hace dos meses el Secretario de Relaciones con los Judíos, una tarea específica que desarrolla el Vaticano a través del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, presidido por el cardenal Walter Kasper.

Es el representante del Vaticano para los judíos, su punto de referencia en ámbito católico. En sus manos circulan proyectos de congresos, impulso a centros de diálogo católico-judío y todo tipo de iniciativas para mejorar y promocionar el encuentro entre judaísmo y catolicismo.

–¿Podemos ser optimistas ante el diálogo católico-judío?

–Hofmann: De entrada tengo que decirle que como salesiano soy siempre optimista. Además, en la historia de los cuarenta años de diálogo con los judíos se ven grandes pasos. Antes del Concilio Vaticano II (1962-1965) era impensable, no había progresos. Lo más significativo es que el diálogo ha alcanzado un nivel mundial.

Ya sabíamos que en los Estados Unidos, por ejemplo, había una práctica habitual de encuentro entre católicos y judíos. La novedad es que el diálogo se está realizando a niveles distintos: con los judíos ortodoxos, con los ultraortodoxos, con los conservadores, los de la Sinagoga Reformada…

–¿Se trabaja a nivel conjunto?

–Hofmann: Hay una iniciativa que vale la pena mencionar: el Comité Judío Internacional de Consulta Interreligiosa (International Jewish Comitee on Interreligious Consultation, IJCIC). Desde el 1970 entablamos un diálogo institucional con esta agrupación de organizaciones.

Cada dos o tres años organizamos un congreso. Dentro de pocos días vendrá el responsable de la organización para concretar el nuevo congreso.

La Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo (Vaticano) y este Comité Internacional forman el Comité de Enlace Internacional Católico-Judío, que emite declaraciones conjuntas muy interesantes sobre temas como la familia, el medioambiente o la protección de la libertad religiosa y los santos lugares.

–¿Cuáles son las dificultades en el diálogo?

–Hofmann: A veces tenemos la intención de hablar sobre argumentos teológicos y nos damos cuenta que es difícil. Es mucho más fácil centrarse en temas sociales comunes como la cultura, la familia, la vida como don de Dios, la protección del ambiente como creación de Dios… Las dificultades están más en el ámbito doctrinal, y menos en el moral.

Otra dificultad es que en algunos casos nos pensamos que tenemos tantas cosas en común con el pueblo judío, y nos olvidamos que hay diferencias importantes e intrínsecas.

Por ejemplo, los católicos pensamos que nuestro Antiguo Testamento es el mismo de los judíos, y no es así. Nosotros tenemos unos cuantos libros de más, los llamados Deuterocanónicos, y además, la interpretación nuestra es bien distinta de la rabínica. Tenemos que ser cautos y no confundirnos.

–¿Nota un acercamiento por parte de instituciones judías que quieran abrirse al diálogo con la Iglesia católica?

–Hofmann: El interés es recíproco. Lo que pasa es que los judíos tienen claro que dialogan con el Vaticano, pero nosotros no tenemos un solo interlocutor judío, hay muchos grupos distintos dentro del judaísmo y nos crea una cierta dificultad.

Una buena noticia es el inicio de relaciones con el Gran Rabinato de Jerusalén (judíos ortodoxos). Es un buen señal dadas las actuales dificultades políticas.

El encuentro será tanto a nivel de iglesia local católica como a nivel internacional con el Vaticano. Es un fruto muy estimulante surgido después de la visita del Papa en Israel en el año del Jubileo 2000. Me parece un gran signo de esperanza, providencial.

–¿Las repetidas polémicas sobre el llamado silencio de Pío XII oscurece el diálogo?

–Hofmann: Las polémicas sobre Pío XII se han calmado bastante. En el año 2001 eran muy intensas, sobretodo a causa de la desarticulación de la Comisión conjunta de estudio de judíos y católicos.

Si bien la polémica se ha calmado, una posible beatificación de Pío XII sería un obstáculo para la promoción del diálogo. Aunque con lo que hemos avanzado ya no se puede tirar para atrás.

El 15 de febrero se abrirán los archivos secretos vaticanos que contienen la correspondencia entre la Santa Sede y la nunciatura de Berlín y la sede de Munich durante los años más difíciles del nazismo. Necesitamos más estudios y profundizar en esta cuestión.

–¿Podemos afirmar que este pontificado ha sido el más valiente de la historia en relación con el mundo judío?

–Hofmann: Ciertamente el Papa ha favorecido el diálogo, quizá debido a su experiencia personal. Juan Pablo II ha vivido la experiencia del exterminio de judíos en Polonia y ha abogado siempre por la reconciliación.

En sus visitas por el mundo, el Papa siempre ha insistido en encontrar a los representantes de los judíos.

También fue el primer pontífice de la historia en visitar la Sinagoga de Roma, en el 1986. Allí se refirió a los judíos como “nuestros hermanos mayores en la fe de Abraham”. Son signos evidentes de su estima por el pueblo judío.

En Tierra Santa, durante la visita de marzo del 2000, para un judío era conmovedor observar al Papa rezando ante el Muro de las Lamentaciones. Y no olvidemos que antes había pedido perdón por todo el mal que la Iglesia ha cometido contra el pueblo judío. Este fue sin duda un signo muy fuerte.

Juan Pablo II es un signo visible para la promoción del diálogo entre judíos y católicos.

–Su carisma salesiano, con una atención especial al mundo juvenil, se aplicará a incentivar una mayor conciencia entre los jóvenes católicos sobre la importancia del mundo judío?

–Hofmann: Sin duda. Pienso en la importancia que tiene incluir estudios sobre judaísmo en las escuelas, y especialmente en las facultades de teología. En el diálogo con los judíos la experiencia de la gente mayor es preciosa, pero no podemos quedarnos aquí. Es necesaria una nueva generación que se comprometa. En este sentido, desde nuestra Comisión podemos estimular nuevos proyectos.

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ZENIT Staff

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