CIUDAD DEL VATICANO, 3 marzo 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió este domingo a los líderes políticos de Madagascar emprender el diálogo como solución a la grave crisis en que se encuentra sumida la «Gran Isla».
Tras confesar la «gran preocupación y pena» que le han suscitados las noticias que provienen de Madagascar, el Santo Padre exhortó «a los responsables a volver a emprender con confianza y valentía los caminos del diálogo para llegar a una rápida solución de la crisis, con el único objetivo de alcanzar el bien común».
«Invito en particular a las comunidades cristianas de la Gran Isla a elevar fervorosas oraciones para implorar del Señor el don de la paz en la justicia y el respeto recíproco», añadió el pontífice al concluir su encuentro dominical con los peregrinos con motivo de la oración mariana del «Angelus».
El presidente malgache saliente, Didier Ratsiraka, decretó a partir de este viernes la «ley marcial» en la capital, Antananarivo, y transfirió sus poderes a un gobierno militar nombrado para afrontar la situación actual.
Su rival en las elecciones presidenciales, Marc Ravalomanana, alcalde de Antananarivo se autoproclamó «presidente de la República» el pasado 22 de febrero, asegurando que había resultado elegido en la primera vuelta, «con el 52,15 por ciento de los votos frente al 35,67 por ciento» de Ratsiraka.
Los resultados oficiales, proclamados en enero, conceden un 46,21 por ciento de los votos en primera vuelta a Ravalomanana, frente al 40,89 de Ratsiraka.
La República Democrática de Madagascar, separada de la costa sureste de África por el canal de Mozambique, está formada por la isla malgache, la cuarta mayor del mundo, y otras islas de menor tamaño.
La población es de casi 16 millones de personas, de los cuales algo menos de cuatro millones son católicos bautizados. La mayoría de la población sigue las religiones tradicionales, aunque es también significativa la presencia de protestantes y musulmanes.
