ROMA, 14 noviembre 2002 (ZENIT.org).- Una causa de canonización no es una aventura fácil. Los obstáculos e incomprensiones que encuentran sus ejecutores (historiadores, médicos, postuladores…) son múltiples y pueden llegar a atrasar en años la llegada de un candidato a los altares.
Estos problemas han centrado la reunión de la Comisión de Coordinación de Historiadores Religiosos –«Coordinamento Storici Religiosi» (CSR)–, entidad organizadora de la jornada de estudio que se celebró este martes en Roma con el título «Santidad estudiada, santidad reconocida: hagiografía, postulación y nuevas investigaciones sobre lo sagrado».
La conclusión de los historiadores es que «los procesos de canonización son caminos de purificación en los que se debe luchar para hacer claridad y superar los puntos oscuros de toda causa».
Paciencia, resistencia y aceptación de la verdad son elementos necesarios para llevar una causa a su buen fin, concluyeron los ponentes.
Entre los conferenciantes estaban el padre Innocenzo Venchi, o.p., postulador general de la Orden Dominica; el padre Réginald Grégoir, religioso de la Congregación Benedictina Silvestrina, y la profesora Sofia Boesch.
Fray Paolino Rossi, postulador general de los capuchinos, reveló detalles sobre la controvertida historia de la causa de canonización del san Pío de Pietrelcina, explicando cómo durante el proceso le acusaron de desobediente, mentiroso e inmoral.
El presidente del seminario y del CSR, Giancarlo Rocca, al constatar estas dificultades y otras expuestas por postuladores, constató que la Iglesia es prudente y paciente en los procesos de canonización, especialmente cuando se trata de personajes de primera línea que por este preciso motivo pueden ser más fácilmente calumniados.
Rocca recordó que la tarea de los historiadores es «aburrida, paciente y fatigosa», pero insistió en la tarea preciosa que realizan para el bien de toda la Iglesia y de la sociedad.
