El documento de Aparecida pone a la Iglesia en «estado de misión permanente»

Habla el obispo de Tehuacán, monseñor Rodrigo Aguilar Martínez

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TEHUACÁN, lunes, 16 julio 2007 (ZENIT.orgEl Observador).- El documento conclusivo de la Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe celebrada en Aparecida (Brasil) pone a la Iglesia en «estado de misión permanente», constata uno de los participantes en la cumbre eclesial.

El obispo de Tahuacán (México), monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, presidente de la Comisión Episcopal para la Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano, ha escrito una breve reflexión sobre este documento que ha sido aprobado por Benedicto XVI.

El documento de Aparecida, Conferencia celebrada del pasado 13 al 31 de mayo, reconoce el prelado mexicano, trata de ser la respuesta al tema analizado por los obispos del continente de la esperanza: «Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida», y se pone –dice en su artículo monseñor Aguilar Martínez– «en la senda del Concilio Vaticano II y en continuidad con las anteriores Conferencias, especialmente las dos últimas, de Puebla (en 1979) y Santo Domingo (en 1992)».

«Reconocemos –señala el obispo de Tehuacán– que “la fe en Dios amor y la tradición católica en la vida y cultura de nuestros pueblos son sus mayores riquezas” (Documento, n. 7), “cimiento fundamental de identidad, originalidad y unidad de América Latina y El Caribe” (Documento, n. 8); desgraciadamente dichas riquezas se viven en una realidad histórico-cultural en la que abunda el pecado, con múltiples manifestaciones, señal de que muchos bautizados no hemos dado el testimonio debido como discípulos y misioneros de Cristo Jesús».

Más adelante el purpurado mexicano reconoce que «nuestra fe en Jesús no puede apoyarse sólo en la tradición o la costumbre. Ya lo decía el entonces cardenal Joseph Ratzinger en Guadalajara, en 1996: “Nuestra mayor amenaza es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad” (Documento, n. 12)».
Tras citar a Juan Pablo II, enseñante del compromiso misionero, monseñor Aguilar Martínez apunta que «como discípulos convencidos y entusiastas de Jesús, brota la necesidad de un gran impulso misionero, creativo y perseverante, yendo a los más alejados, a los más necesitados».

«El Documento de Aparecida no es un documento aislado, sino que se entreteje con muchos otros documentos del magisterio de la Iglesia. Por otro lado, no bastan los documentos, se requiere el espíritu de conversión-comunión-misión al que nos lanzan, como fruto del encuentro con Cristo Jesús», termina diciendo monseñor Aguilar Martínez.

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ZENIT Staff

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