«El ecumenismo tiene necesidad de Pedro»

Habla el arzobispo de Viena, Christoph Shönborn

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CIUDAD DEL VATICANO, 25 mayo 2001 (ZENIT.orgAVVENIRE).- El cardenal Christoph Shönborn sale de este consistorio con confianza realista. Dominico, de 56 años, uno de los teólogos más prestigiosos de la Iglesia católica (fue el redactor principal del nuevo Catecismo), el arzobispo de Viena confiesa en esta entrevista: «Para mí esta reunión de cardenales ha sido un gran consuelo».

–Eminencia, ¿por qué se siente tan confiado al final de las sesiones de este sexto consistorio extraordinario convocado por Juan Pablo II?

–Christoph Shönborn: Un periodista me ha preguntado si, tras esta cita, el futuro de la Iglesia católica es más claro. Le he respondido que el futuro de la Iglesia está en las manos del Señor, que la guía con seguridad y nos da valentía. El Papa, con su ejemplo y palabra, nos demuestra que no hay motivo para tener miedo. Hay ciertamente muchos motivos para estar atentos, e incluso preocupados ante ciertas situaciones, pero no para tener miedo.

–¿Qué es lo que ha pasado en el consistorio para que usted salga con esta confianza?

–Christoph Shönborn: Me gustó mucho lo que dijo el cardenal Crescenzio Sepe sobre el Año Santo. Nosotros los obispos quizá no tenemos en su debida consideración que hay un pueblo cristiano que cree intensamente. El año jubilar ha manifestado esta intensidad de la vida cristiana y esto a los pastores nos da valentía, invitándonos al mismo tiempo a la conversión. A nosotros nos toca acoger esta invitación.

–¿Cómo?

–Christoph Shönborn: Pienso en la insistencia de muchos cardenales en el tema de la santidad. Ha sido el más mencionado, pues la misión depende de la vida cristiana y la vida cristiana significa unión con Dios, comunión con Cristo, entrega de sí mismos. Es más, la misión es ante todo una vida de testimonio.

–Según los medios de comunicación, parece que el principal tema ha sido el de la colegialidad, la relación de los obispos con el Papa.

–Christoph Shönborn: Ciertamente se ha hablado también de colegialidad, pero todavía antes del papel del Papa. Me voy de este consistorio con la conciencia más clara: Cristo ha dado una gracia muy grande a su Iglesia con el ministerio de Pedro. Sin él, de hecho, todos los esfuerzos de las Iglesias locales quedarían aislados y sometidos a presiones políticas, sociales, económicas. Sin embargo, la Iglesia universal, gracias al ministerio de Pedro, da fuerza a las Iglesias locales.

–Algunos cardenales han pedido revisar el funcionamiento del uno de los instrumentos de la colegialidad, el Sínodo.

–Christoph Shönborn: Sí, pero esto, desde mi punto de vista, no tiene nada que ver con la colegialidad. El intento de mejorar, después de 30 años, el funcionamiento del Sínodo es una cuestión de forma, no de substancia. La substancia es, sin embargo, que vivimos la colegialidad en unión con el sucesor de Pedro y esto nos da valor y fuerza.

–Colegialidad y primado de Pedro recuerdan otro tema del consistorio: el ecumenismo. ¿Ha habido algo nuevo?

–Christoph Shönborn: Del consistorio emerge sobre todo una conciencia. Es decir, que el ecumenismo tiene necesidad de Pedro, de este ministerio del Papa, que nos permite tener un punto de referencia preciso en la relación con las demás confesiones cristianas.

–¿Cómo se ha visto en el consistorio la relación de la Iglesia con el mundo?

–Christoph Shönborn: Se ha hablado de la formación de la fe para hacer que emerja una cultura alternativa a la dominante hoy día. En este sentido, creo que podría tener un papel privilegiado la liturgia, que es quizá la obra más bella de la cultura cristiana. Es un mundo de belleza, un espacio en el que se encuentra el sentido, la cercanía con Dios y entre los hombres.

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ZENIT Staff

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