El embajador de Taiwán ante la Santa Sede, bautizado en la Iglesia católica

ROMA, miércoles, 26 abril 2006 (ZENIT.org).- El Lunes de Pascua, en la iglesia romana de San Eugenio, el embajador de Taiwán ante la Santa Sede recibió el bautismo en la Iglesia católica.

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El Avemaría en chino se abrió paso en medio del silencio de San Eugenio en cuanto el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, impartió el sacramento al catecúmeno, Chou-sent Tou.

La oficina de información de la prelatura –haciéndose eco de «Ansa»– difundió el pasado martes la crónica del acontecimiento: «Tou ha tomado el nombre de Cristóbal Josemaría. Junto a él, emocionadísima, se encuentra su mujer, católica, igual que los hijos».

Fue madrina la embajadora de Filipinas.

Durante la celebración se rezó en latín, si bien las lecturas y el Evangelio se hicieron oir en chino.

El padre Giovanni Hiu, director de la comunidad china romana, agradeció a los presentes su asistencia a la ceremonia. El sacerdote ha seguido paso a paso el camino de acercamiento a Cristo del diplomático.

Participaron en el rito, concelebrando o asistiendo, miembros de la Secretaría de Estado: el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados –el arzobispo Giovanni Lajolo– y el subsecretario, monseñor Pietro Parolin.

En su homilía el Prelado del Opus Dei se disculpó por «no poder decir nada, ni siquiera una palabra, en la bella lengua china».

Se centró, en este tiempo pascual, en Cristo resucitado y en la alegría de la fe: «una alegría que no depende de factores externos y que nadie puede arrancar», tampoco «las persecuciones o las dificultades materiales»

Sin embargo «existe un enemigo que se debe alejar, y éste es el pecado –puntualizó–. El pecado nos hace perder la amistad con Dios».

«Al embajador Tou se le ve muy contento –recoge la crónica–, y a quien se acerca a él le refiere el comentario de sus hijos: «¡Por fin! Ahora formamos parte de la misma familia»».

Entre los presentes se contó Gustavo Selva, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Diputados, junto a no pocos embajadores.

Al finalizar la ceremonia, se distribuyó la estampa de una imagen que expresa las raíces que la fe cristiana ha echado en Oriente: la Virgen y el Niño con ojos almendrados, vestidos con la seda escarlata y amarilla de los emperadores, sobre un trono real de talla historiada.

Situada en el barrio romano de Valle Giulia, la iglesia de San Eugenio está encomendada al Opus Dei, prelatura de la Iglesia católica fundada por el sacerdote español San Josemaría Escrivá (1902-1975).

[Más información en www.opusdei.es].

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ZENIT Staff

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