El episcopado francés pide aclarar ambigüedades en la ley sobre el final de la vida

Para que no se convierta en una justificación del abandono de enfermos

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PARÍS, jueves, 14 abril 2005 (ZENIT.org).- Ante la aprobación de la ley sobre los derechos de los enfermos y el final de la vida, que instaura el derecho «a dejar morir», el episcopado francés pidió este miércoles que las autoridades aclaren las «ambigüedades» del texto legislativo.

Un comunicado firmado por el arzobispo Jean-Pierre Ricard, presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, explica que «el texto votado prevé el reconocimiento jurídico por una parte del derecho de todo enfermo a rechazar los tratamientos e incluso los cuidados que le son propuestos, si ésta es realmente su voluntad, y por otra la legitimidad de poner fin a tratamientos que se hayan convertido en inapropiados».

«Si bien estos objetivos son aceptables, quedan en pie, sin embargo, ambigüedades que es necesario eliminar», afirma el texto del arzobispo de Burdeos.

«Mucho dependerá de la manera en que esta ley sea interpretada y aplicada por los médicos –reconoce–. Por tanto, es de desear que las autoridades competentes velen para establecer, en materias tan delicadas, reglas de una práctica médica adecuada».

«Por lo que se refiere a los cuidados que hay que mantener», el presidente del episcopado reconoce que «no sería ciertamente razonable ni humano tratar de prolongar las agonías».

«Cuando la muerte es irremediable a breve plazo, se podrá dar una prioridad total a lucha contra el sufrimiento y al acompañamiento del enfermo», explica.

«Pero, en otras situaciones, el final de los tratamientos es compatible con una vida más o menos larga a condición de que se garanticen los cuidados necesarios», indica.

«Puede suceder que un enfermo rechace entonces toda intervención sobre su cuerpo, con la excepción de los «cuidados para su confort»», explica el arzobispo refiriéndose a lo que dice la ley.

«Los que atienden a los enfermos sólo podrán aceptarlo después de haber agotado los recursos del diálogo –señala–. En los demás casos, será conveniente mantener los cuidados normales, y buscar en particular la manera más adecuada para alimentar al enfermo».

«Actuar de otra manera sería una prueba de desinterés por el enfermo y, en algunos casos, incluso de un auténtico abandono», subraya.

La conferencia episcopal había publicado una amplia declaración el 20 de septiembre de 2004 sobre la ley con el título «Aceptar la muerte, mantener los cuidados junto al enfermo».

Al presentar la ley, el ministro de Salud, Philippe Douste-Blazy, afirmó este miércoles: «Mientras sea ministro rechazaré la eutanasia». Al votarse la ley, abandonaron el hemiciclo en señal de protesta los senadores socialistas y comunistas.

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ZENIT Staff

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