El Evangelio, respuesta al fundamentalismo y al secularismo, según el Papa

«Santidad, oración, sacramentos y Palabra de Dios», recomienda a los católicos indios

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CIUDAD DEL VATICANO, 3 junio 2003 (ZENIT.org).- El Evangelio y la Tradición viva ofrecen a la Iglesia católica en la India la respuesta a las amenazas del fundamentalismo y a las tentaciones del secularismo, considera Juan Pablo II.

El Santo Padre afrontó los desafíos de los 16 millones y medio de católicos que viven en ese país de más de mil millones de habitantes al encontrarse este martes con 28 obispos de las regiones occidentales que comprenden Gujarat, Bombay, Goa e Kerala, que concluyeron su quinquenal visita «ad limina» a Roma.

Se trata de una comunidad muy dinámica, reconoció, como los demuestra el «número impresionante de vocaciones religiosas y diocesanas» y «el elevado porcentaje de fieles que van a la misa dominical».

Ahora bien, afrontan desafíos graves, como son «la influencia negativa de los medios de comunicación, la secularización, el materialismo y el consumismo, junto con las falsas promesas de un puñado de grupos fundamentalistas, que han seducido a algunos católicos para que renuncien a su fe».

«Desgraciadamente, incluso miembros del clero se han sentido, a veces, atraídos por promesas engañosas de dinero, comodidades y poder», denunció.

El obispo de Roma propuso a los obispos indios cimentar su programa pastoral en cuatro pilares: «la santidad, la oración, los sacramentos y la palabra de Dios».

«Teniendo en cuenta siempre –advirtió– que no se trata de inventar un nuevo programa. El programa ya existe: es el plan fundado en el Evangelio y en la Tradición viva, es el mismo de siempre».

Con este fundamento, Juan Pablo II consideró que los católicos en la India podrán responder a cuatro «problemas particulares de las sociedades modernas» special problems created by modern society

En primer lugar, mencionó «el movimiento hacia una cultura de la muerte, que puede constatarse, por ejemplo, en las amenazas a los no nacidos, especialmente a las niñas».

«Os aliento a permanecer vigilantes y seguir predicando sin miedo la sólida enseñanza de la Iglesia relativa sobre el derecho inviolable a la vida de todo ser humano inocente», invitó el Papa a los obispos.

«Esfuerzos concertados para detener la cultura de la muerte requieren la implicación de toda la comunidad católica –añadió–. Por eso, toda estrategia en este sentido debe incluir individuos, familias, movimientos, y asociaciones comprometidos en la construcción de una sociedad en la que la dignidad de cada persona sea reconocida y protegida».

En segundo lugar, consideró que «la globalización es también un desafío para la ética y las costumbres tradicionales», como lo demuestran «los intentos de imponer en Asia modelos de planificación familiar y de medidas de salud reproductora moralmente inaceptables».

«Una comprensión incorrecta de la ley moral ha llevado a muchas personas a justificar la actividad sexual inmoral bajo la bandera de la libertad, que a su vez se ha traducido en una aceptación común de la mentalidad anticonceptiva», siguió explicando.

Esto lleva, constató, «a la difusión del virus VIH/SIDA que está alcanzando dimensiones epidémicas en algunas partes de vuestro país».

«La respuesta de la Iglesia en India debe ser la de seguir promoviendo la santidad del matrimonio», aseguró.

En tercer lugar, consideró que hay que realizar «todos los esfuerzos posibles que respeten la dignidad y los derechos de la mujer para garantizar la promoción en todos los niveles de la sociedad india de un «nuevo feminismo»»

«Sin caer en la tentación de seguir modelos machistas», es necesario saber «reconocer y expresar el verdadero espíritu femenino en todas las manifestaciones de la convivencia ciudadana, trabajando por la superación de toda forma de discriminación, de violencia y de abuso».

En cuarto lugar, reconoció que los católicos indios tienen que afrontar «la discriminación e incluso la violencia, a raíz de sus convicciones religiosas o de su filiación tribal».

«Estas dificultades se ven exacerbadas por el aumento de la actividad de algunos grupos fundamentalistas hindúes que fomentan sospechas contra la Iglesia y contra otras religiones», aclaró.

«Desgraciadamente, en varias regiones las autoridades estatales han cedido a las presiones de estos extremistas y han promulgado injustas leyes contra la conversión, prohibiendo el libre ejercicio del derecho natural a la libertad religiosa, o retirando la ayuda del estado a los miembros de algunas castas que han decidido convertirse al cristianismo», denunció.

A pesar de estas graves dificultades, concluyó el sucesor de Pedro, «La Iglesia en India no debe nunca renunciar a su tarea fundamental de evangelización».

Con esta convicción invitó a los prelados a «seguir estimulando a los líderes locales de otras creencias al diálogo interreligioso» y a «mantener un diálogo constante con las autoridades nacionales y locales para asegurar que India siga promoviendo y protegiendo los derechos humanos básicos de todos sus ciudadanos».

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ZENIT Staff

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