El filósofo Carlos Díaz propone «decir» el Credo

«Pocos creyentes conocen la fe que profesa», señala

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MADRID, martes, 5 julio 2005 (ZENIT.org).- «Pocos creyentes conocen la fe que se profesa en El Credo, de ahí la debilidad de sus convicciones así como la seria dificultad para vivirlas», constata el filósofo Carlos Díaz.

En el libro recientemente publicado «Decir el Credo», de la Editorial Desclée de Brouwer , el fundador del Instituto Mounier se aventura a descifrar qué dice el Credo.

Carlos Díaz, profesor de Filosofía y Fenomenología de la Religión en la Universidad Complutense de Madrid, cuenta en esta entrevista a Zenit su intención de hacer «comprensible» el Credo.

–¿En el Credo está todo, para un cristiano?

–Díaz: Evidentemente está la fe de la Iglesia, toda la fe de la Iglesia. El Credo es la fórmula de fe que la Iglesia ha ido definiendo y a través de los tiempos, para todos los tiempos que expresa esa fe eclesial.

Ahora bien, como los concilios han sido los lugares en que el Credo se ha ido decantando poco a poco, decir «Credo» significa también decir concilios.

Obviamente, la base del Credo es la enseñanza de Jesús transmitida por los Evangelios y retomada por la Tradición.

–Decir el credo no es fácil, está lleno de fórmulas complicadas. ¿Su libro logra aclararlas?

–Díaz: El mensaje de Jesús es directo y claro, llega a toda la gente. Sin embargo, su traducción eclesial expresada en el Credo contiene muchos niveles culturales, filosóficos, lingüísticos, históricos, que lo hacen complejo.

Por eso hay que estudiar el Credo si se quiere entender bien nuestra fe. Y por eso humildemente he procurado facilitar la tarea con mi libro. A esta labor de «traducción» es a la que me vengo dedicando.

–¿Qué frase del Credo le ha resultado más cautivadora?

–Díaz: «Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos». Dios descendió y sigue descendiendo a los lugares más bajos (mi limitación, mi egoísmo, mis miedos, mi falta de amor…) y cargando con todo ello lo elimina para siempre por el poder de su gracia. ¡Y eso significa que Dios es más grande que mis culpas, sean éstas las que fueren!

–¿Y qué formulación del Credo cree que es más críptica, más difícil de comprender?

–Díaz: Cuanto más larga es la fórmula, más detallada y compleja, pero también más rica y llena de enseñanzas. Cuando de Dios se trata, no vale la fórmula «lo bueno si breve dos veces bueno».

–Emoción vital. Es lo que usted encuentra en el cristianismo. ¿De qué se trata?

–Díaz: Sencillamente y sin prosopopeyas declamatorias: ¡Qué suerte quererte, amor de mis amores, dueño mío que sólo Tú puedes serlo en plenitud!

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ZENIT Staff

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