El fundador de «Ayuda a la Iglesia Necesitada» cumple 90 años

«El mayor mendigo del siglo XX»

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LIMBURGO, 16 enero 2003 (ZENIT.org).- Con una solemne eucaristía presidía en la catedral de Limburgo por el obispo de la diócesis, monseñor Franz Kamphaus, el padre Werenfried van Straaten celebrará este viernes, 17 de enero, nueve décadas de vida.

El sacerdote premonstratense ha dedicado los últimos 56 años a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), la obra de Derecho Pontificio que fundó para sostener a la Iglesia allí donde tenga dificultades en su misión a causa de la falta de libertad religiosa o de medios económicos.

Le acompañarán en la celebración en Limburgo (sede del Secretariado Internacional de AIN) los presidentes, directores y una representación de los colaboradores de las 16 sedes que existen en Europa occidental, América del Norte y del Sur y Australia.

Werenfried van Straaten nació en 1913 en Mijdrecht, cerca de Ámsterdam. En 1934 ingresó en la abadía de los Premostratenses de Tongerlo, en Bélgica.

Fue poco después de la segunda guerra mundial, en 1947, cuando fundó «Ayuda al Clero del Este». A través de esta obra caritativa, recogió ayuda en Holanda y Bélgica para los prófugos alemanes y predicó la reconciliación.

Esta actividad, con la que reunió toneladas de tocino donado por los campesinos flamencos, le valió el cariñoso apelativo de «padre Tocino» que siempre le ha acompañado.

La fundación del padre van Straaten amplió su radio de acción mas allá de la Cortina de Hierro, y a principios de los años 50 el sacerdote se convirtió en un símbolo del apoyo espiritual y material llevado a la Iglesia perseguida por los regímenes comunistas en Europa oriental.

En 1962, a petición del Papa Juan XXIII, AIN extendió su intervención a América Latina y posteriormente a las comunidades católicas de África y Asia.

Tras la caída del Muro de Berlín, atendiendo al llamamiento de Juan Pablo II, esta obra realizó en 1994 sus primeros proyectos a favor de la pastoral de la Iglesia ruso-ortodoxa para ayudar al clero, duramente probado por la persecución comunista, en la re-evangelización del inmenso territorio ruso.

«Los proyectos de AIN –declaró el padre van Straaten– deberán acercar a ortodoxos y católicos, en señal de un amor altruista y para recorrer juntos el caminos de la reconciliación de las dos Iglesias hermanas» .

En el curso de los años, el padre van Straaten ha logrado reunir más de tres mil millones de euros, ganándose la fama del «mayor mendigo del siglo XX». Actualmente, continúa apoyando el trabajo de los colaboradores de «Ayuda a la Iglesia Necesitada».

Las 10.000 peticiones de diócesis de más de 150 países que recibe cada año el Secretariado Internacional de AIN en Königstein (Alemania) han convertido a la obra en un tipo de «punto de encuentro de la Iglesia mundial», según su fundador.

En una audiencia concedida por Juan Pablo II a los colaboradores de la obra, el Papa afirmó: «Me dirijo al querido padre Werenfried van Straaten para expresarle mi más profunda gratitud, que no es sólo mía, sino también de muchos obispos, miles de sacerdotes, religiosos, novicios y millones de fieles».

«¿Quién podrá valorar todas las fatigas dedicadas a la organización de una obra como esta, así como toda la generosidad suscitada en Occidente, y más allá, para los cristianos que sufren? Todo esto, lo sabemos, está escrito en el “libro de la vida”. ¡El Señor mismo es la recompensa de sus discípulos!», concluyó el Santo Padre.

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ZENIT Staff

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