El fundamentalismo islámico ataca y pone en fuga a los cristianos iraquíes

Testimonios desde Bagdad y Mosul

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MOSUL/BAGDAD, viernes, 14 enero 2005 (ZENIT.org).- Sólo el hecho de ser cristiano, «es decir, de la misma religión que los soldados occidentales», basta para ser objeto de amenazas y ataques en Irak, denuncia el padre Waheed Gabriele Tooma, monje caldeo.

Del agravamiento de la situación para los cristianos iraquíes se ha hecho eco la agencia «Fides» de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, recordando el reciente suceso ocurrido a dos monjes caldeos del monasterio de Dora, al sur de Bagdad, secuestrados hace pocos días por unos desconocidos y liberados dos días más tarde

Añade que la «floreciente industria del secuestro no conoce fin» y que los objetivos del integrismo religioso islámico son los extranjeros, los iraquíes más pudientes –por el rescate– y el personal religioso, especialmente el cristiano.

El padre Tooma –hermano de comunidad de los secuestrados– reconoció a «Fides» que Irak «es todo un pueblo el que muere cada día y no solamente por falta de comida y medicinas: muere moral y culturalmente, privado su identidad, de la libertad y de su derecho a vivir en paz como los demás pueblos de la tierra. El camino de este pueblo es oscuro, parece sin futuro: los niños mueren apenas nacen, sin una sonrisa».

Es una situación de la que la gente huye: «Más de 3 millones han emigrado al extranjero y entre ellos, los cristianos», confirmó.

«Sólo en los últimos meses, después del atentado a las iglesias cristianas, han emigrado más de 50.000 iraquíes cristianos hacia Siria, Jordania y Turquía, a causa de las amenazas recibidas por fundamentalistas islámicos –denunció–. ¿Cuál es la culpa? Ser cristianos, es decir de la misma religión que los soldados occidentales».

El 7 de diciembre dos atentados destruyeron la iglesia armenio-católica de Mosul y el arzobispado caldeo de esa ciudad. Forman parte de una serie de ataques contra iglesias, que comenzó a inicios de agosto, cuando fueron golpeadas cuatro iglesias en Bagdad y una en Mosul. En estos ataques han muerto decenas de cristianos. Los atentados contra tiendas de propiedad de cristianos en el país ya habían comenzando antes.

«Nosotros cristianos mantenemos de todas formas la esperanza de que mejorará la situación y pedimos de todo corazón a Dios que traiga la paz a Irak y que ayude a todos los que sufren», concluyó el padre Tooma, procurador de la Orden Antoniano de S. Ormisda de los Caldeos.

Desde Mosul, las Dominicas de la Presentación recientemente confirmaron también que la situación de peligro para los cristianos es tal que muchos se han visto obligados a emigrar «a Siria o Jordania, y han dejado todos sus bienes para salvar su propia vida».

Sacerdotes, religiosos y religiosas «son perseguidos y amenazados dentro y fuera de la iglesia –denunciaron–, incluso en las pequeñas comunidades como la nuestra», cita «Análisis Digital»

La casa las religiosas en la ciudad iraquí se encuentra situada en una zona entre «los americanos de un lado y del otro los terroristas», cosa que ofrece un peligro constante y les impide durante días la posibilidad de abandonar el convento, ni siquiera para ir a Misa.

Con todo, las hermanas no piensan en marcharse ya que, como han afirmado, «estamos aquí, en este barrio, nuestro barrio, y permanecemos para dar testimonio de Cristo crucificado pero resucitado de entre los muertos».

La congregación tiene siete comunidades en Irak, en las que trabajan cerca de 40 religiosas dedicadas a la educación y la atención de residencias para jóvenes, hogares para niños y centros asistenciales como el Hospital San Rafael de Bagdad.

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ZENIT Staff

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