El futuro de la humanidad pasa por reforzar la familia, advierte el cardenal Martino

En el III Congreso Mundial de Familias

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DE MÉXICO, jueves, 1 abril 2004 (ZENIT.org).- «Todo pueblo que aspire a reforzar su propia alma y a asegurarse un futuro más humano, solidario y justo, debe pasar indudablemente por el refuerzo de la familia como institución fundamental de la humanidad», alertó el miércoles el presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.

Y es que «la familia es la clave para el futuro de la humanidad», recordó el cardenal Renato Martino al intervenir en la mesa redonda «Familia, Cultura y Globalización» en el marco del III Congreso Mundial de Familias.

Del 29 al 31 de marzo, la cita ha reunido en Ciudad de México a unos 3.500 participantes de organizaciones civiles y sociales de 50 países y representantes de distintas religiones.

Bajo el lema «La Familia Natural y el Futuro de las Naciones, Crecimiento, Desarrollo y Libertad», el congreso ha buscado proporcionar un espacio intercultural e interreligioso de encuentro, reflexión, diálogo y propuesta para hacer posible y construir juntos un mundo idóneo para la familia.

Para ello, se ha hecho balance de las amenazas y los retos que enfrenta la familia diez años después del que fuera declarado por la ONU «Año Internacional de la Familia».

«Debemos dirigir nuestros mayores esfuerzos –exhortó el cardenal Martino–, nuestras mejores ideas, afinar nuestra imaginación y nuestra creatividad para hacer más eficaz la acción de refuerzo de la familia».

Ésta «es el primer agente de socialización, la primera e insustituible escuela para aprender a amar, a respetar la propia vida y la de los demás, a construir relaciones fraternas y solidarias», subrayó.

De ahí que, en opinión del purpurado, sea «en el seno de la familia donde haya que combatir primariamente aquellas formas de anticultura que contradicen la vocación inscrita en el corazón de todos los seres humanos a la vida plena, a la fraternidad y a la solidaridad».

En especial, denunció como grave amenaza para la familia la cultura materialista –que sitúa las cosas por encima de las personas–, la cultura de la violencia –que considera esta última como la única vía para llegar a una sociedad más justa— y la cultura de la permisividad –que pone en crisis las reglas sexuales, las relaciones interpersonales en la familia y las relaciones de autoridad–.

En este contexto reconoció que «hoy es imposible no abrir nuestras sociedades a la globalización para compartir cuanto hace progresar a la humanidad».

«Pero hay que educar en el discernimiento para defender la riqueza de cada cultura y evitar lo que puede poner en peligro tal riqueza», pues «un pueblo que pierde su identidad cultural se convierte en terreno privilegiado para prácticas inhumanas y pone en peligro su propio futuro», apuntó el cardenal Martino.

«No puedo dejar de mencionar –añadió– la enorme importancia que la familia tiene como un ente en la formación del capital social, ya que el tema es también abordado por este Congreso de Familias».

Mencionó que hay suficientes indicios de que en sus diferentes dimensiones, el capital social tiene un significado esencial para superar la pobreza y promover un desarrollo a amplia escala.

Por su parte, Anna Halpine, fundadora y presidenta de «World Youth Alliance», manifestó su confianza en que la juventud del mundo no deje de participar en las decisiones de sus pueblos o naciones para impulsar y mejorar las condiciones de vida desde su núcleo familiar.

El rabino Daniel Lapin destacó en su intervención la importancia de la celebración del III Congreso Mundial de Familias porque a través de éste se está generando conciencia a nivel de la sociedad y se están construyendo nuevos caminos para su rescate.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación