El futuro de la Iglesia católica tras el consistorio

Habla Robert Moynihan, director de «Inside the Vatican»

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CIUDAD DEL VATICANO, 25 mayo 2001 (ZENIT.org).- «Ha sido un consistorio que ha marcado el inicio del milenio en la fase final del pontificado de Juan Pablo II. Si bien deseo que el Santo Padre viva lo más posible, es verdad que se han indicado las sendas que seguirá la Iglesia en los próximos años». Así comenta Robert Moynihan, director de la revista especializada Inside the Vatican el consistorio de cardenales más numeroso de la historia que se ha celebrado en Roma del 21 al 24 de mayo.

–Zenit: ¿No cree que este consistorio afrontaba problemas demasiado alejados para el mundo de hoy?

–Robert Moynihan: Los problemas que tiene que afrontar la humanidad son muy numerosos: pienso sobre todo en la tentación de construir hombres a la medida, gracias a las nuevas posibilidades de la biogenética. La sabiduría es la única que puede ayudar a superar estas tentaciones, pero ésta requiere «expertos en humanidad». La Iglesia es «experta en humanidad», pues la sabiduría es un aspecto de la fe, lleva a la fe y se deriva de la fe. Por este motivo, el debilitamiento de la fe ha traído un derrumbe del nivel moral, el primero de los problemas que tiene que afrontar hoy día la Iglesia.

Si la Iglesia no es sólida y no es fiel no será capaz de mantener la propia unidad y tendrá problemas para desempeñar su papel de servicio al mundo.

–Zenit: ¿Cómo se ha hablado de estos temas en el consistorio?

–Robert Moynihan: Los cardenales han enfocado con claridad el problema. Pienso sobre todo en la intervención del cardenal eslovaco Jozef Tomko, ex prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, quien subrayó que la Iglesia no tiene necesidad de conservar su situación, sino de misioneros. La nueva evangelización es una respuesta a los enormes desafíos demográficos, tecnológicos y bioéticos que presenta el mundo. Una nueva evangelización orientada a cambiar a los hombres para hacer que sean capaces de resolver los problemas sin caer en las tentaciones del poder y sobre todo para dar al mundo paz y justicia.

–Zenit: El cardenal belga Godfried Danneels ha pedido una reforma del Sínodo de los obispos para que tenga lugar una reforma más colegial de la Iglesia. ¿Usted qué opina?

–Robert Moynihan: Vivimos en la aldea global. Para viajar a Roma ya no se necesitan meses o semanas, sino pocas horas. Por este motivo se está pensando en crear estructuras más ágiles, como un Sínodo frecuente. Algunos han visto en esta propuesta un intento de debilitar la figura del Papa, pero se trata de un desarrollo normal, que responde a las necesidades del momento.

Como se puede deducir del debate entre los cardenales Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, y Walter Kasper, presidente del Consejo pontificio para la unidad de los cristianos, el punto central del debate teológico en estos momentos no es el de la reforma del Sínodo, sino más bien el de la relación entre las Iglesias locales y la Iglesia universal.

Ratzinger apoya una Iglesia universal, Kasper tiene una visión que por lo menos reduce el papel de la Iglesia universal.

En el número de mi revista que estamos imprimiendo, publicamos una intervención del cardenal y teólogo estadounidense Avery Dulles, en la que considera que Ratzinger tiene razón. Es decir, aboga por una Iglesia mística y universal (católica) en la que pueda reconocerse todo el que entra en una parroquia. Esta Iglesia universal está encarnada y existe de manera evidente en la persona del Santo Padre, sucesor de Pedro.

–Zenit: ¿Cuáles han sido los otros temas relevantes de este consistorio?

–Robert Moynihan: El cardenal italiano Ersilio Tonini me ha contado que los estadounidenses, en el primer día, hablaron mucho. Creo que han discutido sobre las política de George Bush. El actual presidente de Estados Unidos ha traído un cambio muy grande de la política de Estados Unidos. Ha quitado los fondos para el aborto, y ha promovido iniciativas para apoyar las escuelas de fe cristiana en un estado muy laico. Y sobre todo ha decidido utilizar fondos gubernamentales para apoyar iniciativas de ayuda social gestionadas por grupos religiosos.

Creo que los cardenales estadounidenses, sobre todo el de Washington, Theodor Edgar Mc Carrick, que habló el lunes por la mañana, conocen bien estas iniciativas y están proponiendo mayor colaboración con los gobiernos en general. Por otra parte, en Europa, que ha tenido una matriz cristiana, se da un declive evidente de la colaboración entre los Estados y los grupos religiosos.

Se ha hablado también de África, que vive una crisis gravísima, que no puede ser resuelta con la colonización, sino con la difusión de programas educativos, el restablecimiento del derecho, la paz y la creación de infraestructuras.

–Zenit: ¿Que le ha parecido la cobertura que han ofrecido los medios de comunicación del consistorio?

–Robert Moynihan: No muy buena. Los medios han tratado de ver sólo los viejos temas, como el de los sacerdotes casados, el aborto, la homosexualidad… Me sentí bastante mal en un programa de la BBC en el que me invitaron a participar. Parecía que el único problema era la relación de la Iglesia católica con las mujeres. Por desgracia, se da una gran confusión en las diferencias y la complementariedad entre el hombre y la mujer. La cultura dominante propone una figura andrógina. Algunos querrían crearla incluso en laboratorio.

Mientras tanto hay cada vez menos niños, y esto es algo triste. Por este motivo, en el consistorio se habló mucho de la importancia de la familia.

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ZENIT Staff

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