CIUDAD DEL VATICANO, 13 septiembre 2001 (ZENIT.org).- Las palabras de «cercanía espiritual» que Juan Pablo II ha expresado a las «familias de las víctimas y de los heridos» de los atentados en Estados Unidos han sido de «consuelo para todos los estadounidenses». Lo ha afirmado ante el pontífice el nuevo embajador de Washington ante el Vaticano, James Nicholson.
El diplomático presentó esta mañana sus cartas credenciales al Papa. La ceremonia había sido programada desde hace tiempo, sin embargo tuvo lugar poco menos de 48 horas después de los atentados de Washington y Nueva York.
De este modo, Nicholson, en nombre de George W. Bush, agradeció al Papa Wojtyla la cercanía que ha demostrado a su país en estos dramáticos momentos de su historia y renovó la oferta de cooperación de Estados Unidos a la Santa Sede.
El diplomático, recibido en la residencia pontificia de Castel Gandolfo con su esposa, Suzanne, y uno de sus tres hijos, consideró que esta colaboración puede dar frutos decisivos en la reconciliación de comunidades humanas, especialmente en África, en los Balcanes, en la lucha contra el tráfico de seres humanos, en la derrota del sida, en la promoción de la libertad religiosa en el mundo y de la paz y prosperidad en Tierra Santa.
Al intervenir el pasado 19 de julio ante el Comité del Senado para Asuntos Exteriores, como embajador designado de la Santa Sede, Nicholson ya había presentado la labor que su país y el Vaticano están realizando en la promoción de la libertad religiosa en China y Corea del Norte.
El nuevo embajador estadounidense ante el Vaticano, que ha sido desde 1997 presidente del Comité Nacional del Partido Republicano (RNC), nació en Struble (Iowa), el 4 de febrero de 1938. Está licenciado en Ciencias Políticas y Derecho. Ha terminado los estudios de la Academia militar de West Point.
Es Caballero de la Soberana Orden Militar de Malta y entre otros reconocimientos ha recibido el conocido «Horatio Alger Award».
