El Islam, de religión a ideología

Entrevista con el pensador ortodoxo Olivier Clément

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ROMA, 6 septiembre 2002 (ZENIT.orgAvvenire).- Olivier Clément, pensador ortodoxo, teólogo y filósofo, reflexiona en esta entrevista sobre el cambio que ha supuesto para el mundo la irrupción de una fuerza hasta ahora minusvalorada, el integrismo islámico.

«Que cada quien piense lo que quiera –afirma–, pero detrás de Al Qaeda no está ya el Islam de antaño. Hay un Islam muy moderno, modernizado, que usa de manera refinada las técnicas y los métodos de la modernidad hasta convertirse en una especie de ideología cada vez más totalitaria».

–Lo que usted afirma es importante. El aniversario del 11 de septiembre impone reflexionar sobre lo que ha pasado, conscientes de que olvidar sería como ignorar los riesgos de nuevas tragedias. Pero,¿de verdad la transición del Islam de religión a ideología es un hecho?

–Clément: Para determinado Islam, sí. Hablo del que ha abrazado los aspectos peores de la modernidad. Nuestra responsabilidad como occidentales es la de preocuparnos de la transformación y los problemas conectados con ella, afrontándolos no sólo de modo defensivo, como sugiere por ejemplo la señora Oriana Fallaci, sino con una aproximación positiva.

–¿Qué sugiere usted en la práctica?

–Clément: En los dos últimos siglos, los pueblos musulmanes han compartido un destino difícil. Tenemos que replantear la economía mundial, permitir a las poblaciones árabe y musulmana en general acceder a condiciones de vida más justas. La cuestión justicia es fundamental.

–Pero, ¿no acabaremos de nuevo acusando a Estados Unidos como el responsable directo o indirecto de las grandes injusticias planetarias?

–Clément: No se debe decir, como hacen algunos de extrema izquierda, que toda la culpa es de los estadounidenses. Es simplista pensarlo pero algo de verdad puede haber. Quien siembra vientos, recoge tempestades. El 11 de septiembre ha desvelado la trágica concreción de una potencia que actúa a nivel mundial, es capaz de usar técnicas modernas y sabe crear una agresión terrorista. Así el miedo recorre el mundo.

–El miedo se puede dominar y superar a largo plazo, ¿con qué instrumentos?

–Clément: Recuperando en primer lugar los valores espirituales. A través de un regreso a la moralidad de los comportamientos públicos y privados en la economía, en la política y en las relaciones internacionales, el hombre podrá oponerse al designio terrorista. Me atrevería a decir que hace falta santidad.

–Un término muy exigente que, puesto al lado del discurso sobre los valores llama a cuentas, quieran a no quieran, a las religiones. La cristiana, en el mundo occidental y la islámica en el mundo árabe…

–Clément: Yo querría ver en acción una santidad inteligente a la hora de interpretar la extrema complejidad de los actuales problemas bajo el aspecto social, económico, cultural y religioso.

–No es poco. Es un desafío para todos, cristianos y musulmanes, creyentes y no creyentes. Hará falta una actitud constante de discernimiento.

–Clément: Hará falta sobre todo una capacidad creadora, un esfuerzo de inventiva. Ojo a dejarse paralizar por el miedo. Atención a achatarnos, refugiados en el pasado y en certezas que luego nos abandonan. La tarea de las religiones es también esto: no dividir el mundo en buenos y malos con una óptica miope. Se hacen importantes los llamamientos de un hombre como Juan Pablo II que denuncia los males de la civilización occidental y al mismo tiempo se esfuerza por mostrar a todos, también a los musulmanes, lo que tiene de positivo. Y, cuando habla a los representantes del Islam, logra tocar su sensibilidad. Harían falta en Occidente personas que supieran hacer otro tanto. En realidad, las hay. No olvidemos que el encuentro-choque con el Occidente moderno ha acabado por desestructurar al Islam y a su cultura.

–¿Quiere decir que debemos pedir perdón al Islam?

–Clément: No. Tenemos que condenar a Al Qaeda y a Osama Ben Laden pero la paradoja es que ambos son un espejo deformado de aspectos de nuestra civilización científica y tecnológica, representan un esfuerzo logrado, en ámbito musulmán, para llegar a apoderarse de ella y dominarla con fines ciertamente execrables.

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ZENIT Staff

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