El «Kirchentag» de Berlín da un fuerte impulso al ecumenismo

Casi la mitad de los participantes han sido jóvenes

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BERLÍN, 2 junio 2003 (ZENIT.org).- Más de 200.000 personas, entre católicos, luteranos y miembros de otras Iglesias o comunidades cristianas, se reunieron el domingo en la berlinesa plaza de la República en un encuentro de oración común con el que concluyó el primer Congreso Ecuménico de las Iglesias alemanas, el «Oecumenische Kirchentag»,

Promovido conjuntamente por católicos y protestantes, la iniciativa, celebrada bajo el lema «Sed una bendición para el mundo», ha servido de contexto durante cinco días para más de 1.000 actividades entre mesas redondas, conferencias, espectáculos, tiempos de oración y encuentros de espiritualidad.

El cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, ha resaltado la alegría y la numerosa presencia de los jóvenes en el encuentro, «que ofrece esperanza». «El clima gozoso y positivo tiene prioridad sobre las críticas, que existen siempre», añade.

«Existe la esperanza y la voluntad de cooperar, de acercarse, de aprender los unos de los otros. La impresión de este “Kirchentag” es muy positiva y creo que da un fuerte impulso al futuro del ecumenismo», constató el purpurado ante los micrófonos de Radio Vaticana .

El presidente de la Conferencia Episcopal alemana, cardenal Karl Lehmann, quien participó en distintas debates, subrayó también la importante presencia de jóvenes –el 40%– en la cita ecuménica, un hecho que, en su opinión, ha ofrecido a las Iglesias las mejores oportunidades para hacerse oír.

«Ha sido una empresa que ha merecido la pena: un “Kirchentag” verdaderamente logrado», manifestó el purpurado añadiendo su deseo de que el encuentro «acelere el ecumenismo», según recogió el diario Avvenire .

Para el luterano Manfred Kock, presidente del consejo del Ekd –organismo de las Iglesias evangélicas en Alemania–, el primer «Kirchentag» ecuménico es un «hecho histórico en la vida de nuestras Iglesias».

De hecho, los participantes –200.000, pero en algunos actos, como en la tarde de acogida del primer día, se rozó la cifra de 400.000–, «han dado una señal positiva para una mayor comunión de unos y otros y para la cohesión de nuestra sociedad», describió Kock.

«Tengo la impresión de que (…) el diálogo ecuménico, como ha subrayado el cardenal Kasper, ha llegado a una madurez; que tras una primavera del ecumenismo ahora no ha llegado el invierno –como dicen muchos–, sino el verano, o sea, el período en que las cosas, tal vez de un modo más lento, están madurando», reconoció Joachim Schwind, director de la editorial y de la revista «Neue Stadt» –«Ciudad Nueva»–.

«Se detecta que hace falta volver a las raíces espirituales –continuó Schwind–, que el ecumenismo no basta realizarlo con actividades o iniciativas, sino que hay que volver al mismo Cristo, a la vida cristiana, a la vida del amor recíproco».

Posiblemente «el mensaje más importante del “Kirchentag”, que ha tenido una fuerte repercusión en la sociedad y en los medios de comunicación, ha sido la constatación de la existencia de un «cristianismo moderno, vivo, atractivo; sereno y gozoso, pero con una alegría profunda, humana», concluyó.

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ZENIT Staff

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