El ministerio Petrino no es un ejercicio de poder, sino de amor

Explica el cardenal Joseph Ratzinger en la Misa de Sufragio por Pablo VI y Juan Pablo I

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 1 octubre 2004 (ZENIT.org).- De amor y verdad –«los dos polos de la misión confiada a los sucesores de San Pedro»– dieron testimonio Pablo VI y Juan Pablo I en sus pontificados, según recordó el cardenal Joseph Ratzinger el martes pasado al presidir el altar de la cátedra en la Basílica Vaticana la Misa en sufragio por los dos inmediatos predecesores de Juan Pablo II.

El vigésimo sexto aniversario del fallecimiento de Pablo VI y Juan Pablo I ofreció al purpurado alemán –decano del colegio cardenalicio– una oportunidad para explicar y profundizar en el sentido del ministerio Petrino, cuya íntima esencia «no es un ejercicio de poder, sino que es “llevar el peso de los otros”, es responsabilidad del amor».

Presidir la Iglesia «en la caridad es sobre todo preceder “en el amor de Cristo”», un punto en el que el cardenal Ratzinger recordó que el otorgamiento definitivo del Primado a Pedro tras la resurrección está ligado a la pregunta tres veces repetida por el Señor: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» (Jn 21,15ss).

«Apacentar el rebaño y amar al Señor son la misma cosa –apuntó en su homilía–. Es el amor de Cristo, que guía a las ovejas por el sendero recto y construye la Iglesia».

Además «el amor es justamente lo contrario de la indiferencia frente al otro», y «no puede admitir que en el otro se apague el amor de Cristo, que la amistad y el conocimiento del Señor se atenúen», prosiguió.

«El amor de Cristo es amor por los pobres, por los que sufren. Bien sabemos como nuestros Papas estaban comprometidos con fuerza contra la injusticia, por los derechos de los oprimidos, los que carecen de poder» –recordó el purpurado–, y es que «el amor de Cristo no es algo individualista» ni «sólo espiritual», sino que también «concierne al mundo y debe transformar el mundo».

Pero «el amor sería ciego sin la verdad –puntualizó el cardenal Raztinger–. Y por ello el que debe preceder en el amor, recibe del Señor la promesa: “Simón, Simón… yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca” (Lc 22,32). El Señor ve que Satanás busca “cribaros como el trigo” (Lc 22,31)».

Se trata de una prueba que «concierne a todos los discípulos», pero «Cristo ora de manera especial “por ti”, por la fe de Pedro, y sobre esta oración está basada la misión “confirma a tus hermanos”», añadió en su explicación del ministerio Petrino.

De ahí que «la fe de Pedro no venga de sus propias fuerzas», sino que «la indefectibilidad de la fe de Pedro está basada en la oración de Jesús, el Hijo de Dios: “He rogado por ti, para que tu fe no desfallezca”», recalcó el cardenal Joseph Ratzinger.

«Esta oración de Jesús es el fundamento seguro de la función de Pedro por todos los siglos», recalcó el purpurado recordando a continuación que se «puede justamente decir que los Sumos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo I “con valor apostólico” han confirmado a sus hermanos».

«En un tiempo en que vemos como Satanás “criba como el trigo” a los discípulos de Cristo, la fe imperturbable de los Papas ha sido visiblemente la roca sobre la cual se asienta la Iglesia», concluyó.

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ZENIT Staff

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