El Movimiento de los Focolares inicia la Asamblea general

Está prevista una audiencia de los participantes con el papa Francisco el 26 de septiembre

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El Movimiento de los Focolares celebra su Asamblea general del 1 al 28 de septiembre en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo. Esta Asamblea se celebra después de la del 2008, tras la muerte de la fundadora, Chiara Lubich. Allí se esperan a los 494 delegados de los focolares que representan el centro internacional y las distintas áreas geográficas del mundo, una «expresión de la pluralidad que caracteriza el Movimiento»: laicos y consagrados, adultos y jóvenes, hombres y mujeres.

Además están presentes 49 invitados, entre los cuales 15 personas de diferentes Iglesias cristianas, de religiones no cristianas y de culturas no religiosas pertenecientes a los Focolares.

El evento ha sido preparado, tal y como indican desde el Movimiento, con una amplia participación de las comunidades de los Focolares, materializada en miles de reflexiones y propuestas para una Asamblea que «está llamada a expresarse sobre temas fundamentales para la vida de todo el Movimiento».

Tras algunos días de retiro espiritual y de trabajo en común, la Asamblea procederá a la elección de la presidente, el copresidente y los consejeros generales para los próximos seis años.

Los participantes serán recibidos por el papa Francisco el viernes 26 de septiembre en el Vaticano. La Asamblea general es el máximo órgano de gobierno del Movimiento y se reúne ordinariamente cada seis años.

«Declaro oficialmente abierta la Asamblea», han sido las primeras palabras de María de Voce a los participantes, introduciendo estas semanas que serán de «trabajo, oración, comunión, amor mutuo». Todo el mundo está representado. Y llegan del países de Oriente Medio, África o países que sufren calamidades o conflictos, se comparten las tragedias que hoy vive la humanidad.

En la apertura de los trabajos, se han escuchado algunas grabaciones de Chiara Lubich, donde se muestra como nunca esquivó las repetidas preguntas que se le hacían sobre el futuro del Movimiento después de su muerte. Como tampoco  permaneció en silencio ante eventuales dificultades que podrían surgir posteriormente. Siempre afirmó su absoluta confianza en que Jesús continuaría guiando y llevando adelante el Movimiento.

La misma certeza, con distintos tonos, fue expresada por muchos presentes, con un deseo y una petición: el don del Espíritu Santo, destinado a tener en Castelgandolfo una parte protagonista.

Según el preámbulo de sus Estatutos generales, «la norma de las normas, la premisa de toda regla» es el amor recíproco, como base de la acción del Espíritu Santo. Por tanto, esta es la ‘lógica’ que ha guiado esas consultaciones en el mundo.

Asimismo, se indica que «de los trabajos preparatorios han surgido interrogantes, retos y exigencias de un pueblo vital en camino. En particular se refieren a la fidelidad a la identidad carismática, la atención a los jóvenes, ancianos y familias, la necesidad de ir más allá del propio movimiento, saliendo al encuentro de los dolores de la humanidad, con una mirada privilegiada hacia quienes padecen las más diversas necesidades».  

De esta forma, supone un impulso a «la acción, con una adecuada y actualizada formación espiritual y cultural, según la línea de la espiritualidad de comunión típica del carisma de los Focolares, para que Jesús, presente entre aquellos que están unidos en Su nombre camine por las calles para salir al encuentro de los hombres y las mujeres de hoy».  

La totalidad de los aportes fue sintetizada en 12 grandes temas que los participantes a la Asamblea, en 32 grupos y en plenarias, «afrontarán para encaminar el Movimiento en los próximos años».

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ZENIT Staff

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