El mundo redescubre la castidad, constata el predicador del Papa

Una virtud que denota abundancia de amor, según el padre Cantalamessa

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CIUDAD DEL VATICANO, 13 diciembre 2002 (ZENIT.org).- El descubrimiento de la castidad, manifestación de la abundancia de amor, se convirtió en el tema central de la meditación que predicó este viernes al Papa y a la Curia romana un fraile capuchino para prepararles espiritualmente a la Navidad.

«La palabra virginidad está volviendo a aparecer en los medios de comunicación y ya no en sentido irónico como en el pasado. Han sido los jóvenes quienes han replanteado con fuerza la atención de los grandes, convirtiéndose ellos mismos en educadores de los adultos», constató el padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia.

En la segunda meditación de Adviento, en la Capilla «Redemptoris Mater» del Vaticano, conocida también como la capilla privada del Papa, el fraile capuchino ilustró su predicación con una portada de la revista estadounidense «Newsweek» que llevaba por título «La nueva virginidad».

El semanario presentaba historias de jóvenes que, con motivaciones diferentes, declaraban su decisión de llegar al matrimonio vírgenes. La prensa italiana, como recordó el predicador, ha dado gran importancia a la portada, publicando artículos con títulos coloridos: «Los muchachos redescubren el placer de la virginidad»; «Contrarrevolución sexual en EE. UU.».

«Ciertamente –añadió el padre Cantalamessa– no tenemos que hacernos demasiadas ilusiones». Un día antes, un diario importante publicaba un amplio reportaje que llevaba por título: «Sexo: Internet ofrece 167 millones de ocasiones. Una obsesión verdaderamente global».

Pero el predicador comentó: «Al menos, se dan señales de un cierto cambio de tendencia, de una cierta saturación». Y añadió, «en una época como la nuestra, en la que el abuso en el campo de la sexualidad está amenazando las fuentes mismas de la vida y en la que la naturaleza nos envía siniestras señales de advertencia, es un deber y una alegría para los creyentes redescubrir la alternativa radical del Evangelio: la castidad».

«Esta alternativa no descalifica ni culpabiliza al sexo, a diferencia de lo que dice la prensa laica –concluyó–. Por el contrario, subraya su carácter humano, libre y racional, impidiendo que degenere en puro instinto y animalidad. Como decía el poeta Rabindranath Tagore (1861-1941), la castidad es una riqueza que procede de la abundancia de amor y no de la falta de amor y esto sucede tanto en la vida consagrada como en el matrimonio».

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ZENIT Staff

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