El neocardenal colombiano invita a ''promover una auténtica cultura de la vida humana''

El purpurado Rubén Salazar emite una nota aclaratoria sobre recientes declaraciones suyas

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Por N.S.M.

ROMA, lunes 26 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El neocardenal colombiano Rubén Salazar Gómez, coincidiendo con su llamada a la púrpura como consejero más cercano de Benedicto XVI, ha hecho declaraciones a los medios de comunicación en Roma que a su juicio han sido malinterpretadas. Por ello, ha enviado una nota, a través de la Conferencia Episcopal, en la que precisa algunas afirmaciones malinterpretadas sobre Bioética. La nota tiene fecha 22 de noviembre pasado y en ella es rotundo invitando a “promover una auténtica cultura de la vida humana”.

“Con motivo de mi nombramiento como miembro del Colegio Cardenalicio, que a bien tuvo hacerme el Santo Padre Benedicto XVI –dice la nota remitida a ZENIT–, he concedido algunas entrevistas a diversos medios de comunicación en las que, además de tratar de conocer más detalles de lo que significa este nombramiento para mí y para la Iglesia en Colombia, me han preguntado la opinión sobre algunos temas que en estos momentos centran la atención del país”.

En este contexto, añade, “tuve la oportunidad de conceder una entrevista a la periodista María Isabel Rueda para el periódico El Tiempo, en la cual algunas de mis afirmaciones pudieron suscitar serias inquietudes”.

Por eso el neocardenal colombiano ha juzgado necesario hacer una serie de “aclaraciones y precisiones para corregir cualquier ambigüedad a las que hayan dado lugar”.

En primer lugar, afirma categórico, como no podía ser menos, que “el aborto es un crimen abominable (cf. Constitución Gaudium et Spes n. 51), por lo tanto, su despenalización no es aceptable en ningún caso, tampoco es posible considerarlo o declararlo un derecho. Una vez más como lo he hecho en otras ocasiones expreso claramente mi rechazo a la sentencia de la Corte Constitucional que despenalizó el aborto en algunos casos”.

En segundo lugar –precisa el cardenal arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal- “el embrión humano tiene vida propia desde el mismo momento de su concepción y es un ser totalmente distinto de la mujer, por tanto ‘ha de ser respetado –como persona- desde el primer instante de su existencia’ (Juan Pablo II, Instrucción sobre el don de la vida I,1) y tratado con todo el respeto debido en todo el proceso de su desarrollo”.

En tercer lugar, explica el primado de Colombia, “en ningún momento, ni por ninguna causa el ser humano puede disponer de su vida ni de la vida de los demás, de ahí que el suicidio, el llamado ‘suicidio asistido’ y la eutanasia sean moralmente inaceptables (cf. encíclica Evangelium Vitae 66). Ratifico nuevamente mi rechazo a cualquier ley del Estado que pretenda legalizar estas prácticas”.

El nuevo consejero pontificio aprovecha la ocasión “para invitar a todos los colombianos, desde mis convicciones profundas, a promover una auténtica cultura de la vida humana, en la que ésta se defienda y respete desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”.

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ZENIT Staff

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