El nuevo arzobispo de Asunción pide superar «el divorcio entre fe y vida»

Declaraciones de monseñor Eustaquio Pastor Cuquejo

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ASUNCIÓN, 20 junio 2002 (ZENIT.org).- El sábado pasado, Juan Pablo II nombró arzobispo de Asunción (Paraguay) a monseñor Eustaquio Pastor Cuquejo. Sucede a monseñor Felipe Santiago Benítez, quien hace dos años presentó su renuncia al alcanzar el límite de edad.

En una entrevista concedida al periódico paraguayo «Última Hora», monseñor Cuquejo afirma que el nombramiento representa para él «un desafío muy grande. Es una nueva vida la que se me presenta. La arquidiócesis que había conocido 13 años atrás no es la misma que ahora. Ha habido muchos cambios sociopolíticos».

Además, el nuevo arzobispo se define en sus declaraciones como «una persona que quiere llevar adelante las enseñanzas de la Iglesia. Alguien que tiene mucha sensibilidad con los problemas sociales».

Ante un contexto de desesperanza y dificultades, como el que atraviesa la sociedad de este país, la fe, alimentada con la oración, es la solución que propone el prelado a fin de ser personas constructivas en la búsqueda de soluciones. Un mensaje particularmente válido para las autoridades del país, añade.

«Insisto en la necesidad de potenciar todas nuestras facultades humanas, intelectuales, sobre todo a partir de una fe profunda, para que no exista lo que hoy criticamos y lo que hoy realmente nos hace sufrir: el divorcio entre fe y vida», añade monseñor Cuquejo.

Para cambiar una sociedad caracterizada por una crisis de valores la Iglesia ofrece su enseñanza permanente, aclara el prelado. Cuando los obispos transmiten su mensaje de tipo moral y espiritual se dirigen a «las fibras más íntimas y las necesidades más concretas de la sociedad y de la persona humana. Pero esto es incompleto porque necesita de la ayuda de los estamentos organizados de la nación», constata.

A la vez ofrece este ejemplo: «Necesitamos que la justicia se imponga realmente en todos los casos de corrupción, de tal manera que se dé ese saneamiento moral a través de la institución encargada de impartir la justicia. Esto al mismo tiempo potenciaría el sentimiento de justicia que se encuentra en cada persona».

El actual deterioro social plantea ahora a la Iglesia «problemas pastorales concretos; todo el campo de la promoción humana, que es parte de la evangelización. Tiene que preocuparse de las zonas marginales, de mucha gente sin condiciones humanas dignas para vivir», confirma monseñor Cuquejo.

Monseñor Eustaquio Pastor Cuquejo, de 63 años, pertenece a la Congregación de los Redentoristas. Estudió Filosofía y Teología, además de Psiquiatría Pastoral, en Estados Unidos y completó su formación en Teología Moral en Roma. Se ha dedicado a la docencia y ha sido superior de los Misioneros Redentoristas de Paraguay.

Obispo titular de Budua y auxiliar de Asunción en 1982, los últimos diez años ha desarrollado su misión como obispo castrense del país y es secretario general de la Conferencia Episcopal de Paraguay.

El próximo 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, el Santo Padre le impondrá el palio episcopal en Roma, junto a otros nuevos arzobispos todo el mundo.

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ZENIT Staff

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