El obispo auxiliar de Jartum pide un desarrollo integral para África

80 países debaten la colaboración europeo-africana en Portugal

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LISBOA, viernes, 7 diciembre 2007 (ZENIT.org).- Un obispo africano apuntó la necesidad de no quedarse sólo en los aspectos económicos cuando se habla de la promoción de África, sino proponer un desarrollo integral y humano.

El obispo auxiliar de Jartum, capital de Sudán, Daniel Adwok, está en Portugal para acompañar al Congreso UE-África, que se celebrará este fin de semana en Lisboa. El obispo hizo una visita de diez días a Portugal, por invitación de la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).

En la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno, estarán representados los 80 países que integran esta colaboración entre la Unión Europea y África, así como los responsables de las instituciones regionales de los dos continentes.

Según un comunicado de la Unión Europea, el encuentro pretende valorar los profundos cambios producidos en África, Europa y el mundo en la última década, lanzando las bases para una colaboración estratégica a largo plazo, con los instrumentos necesarios para un trabajo conjunto sobre las grandes cuestiones globales.

Cinco temas principales centrarán los debates: paz y seguridad; democracia y derechos humanos; comercio, infraestruturas y desarrollo; migraciones y energía; y las alteraciones climáticas.

En declaraciones al programa «Ecclesia», del Episcopado de Portugal, monseñor Daniel Adwok defendió que la cuestión de los Derechos Humanos en África debe estar en la agenda de la cumbre UE-África.

El obispo auxiliar de Jartum dijo: «Mi esperanza es que se ponga en primer lugar el desarrollo de toda la persona, los derechos humanos y la dignidad humana en todos los países y, como es lógico, en mi país, Sudán».

El obispo Adwok criticó duramente al Gobierno sudanés y expresó su esperanza de que se pida cuenta al mismo sobre lo que pasa en el país, en especial en la región de Darfur y en el Sur, escenarios de guerra.

«Hay que saber si las partes quieren realmente negociar, porque sería un desperdicio de energía hablar de desarrollo económico para Sudán, cuando su pueblo gime en la opresión, gritando por la libertad y la seguridad», afirmó.

El obispo subrayó que, en primer lugar, «la paz y la seguridad deben ser garantizadas, también para el Sur, ahora que hay dificultades para la aplicación del acuerdo de paz».

El desarrollo propuesto en Sudán debe ser «un desarrollo con rostro humano», afirmó el obispo Adwok.

Darfur es una provincia occidental semiárida de Sudán. Allí, más de dos millones de personas viven en campos de refugiados. Fueron desalojadas a lo largo de tres años de conflictos persistentes.

Según las estimaciones, más de 200.000 personas fueron asesinadas o murieron por desnutrición o enfermedades en los campos.

Sudán está dominado por una población de origen árabe, que vive en el norte, mientras que en Darfur la mayoría es de origen centroafricano, sobre todo nómadas y de diversas etnias.

Observadores externos y refugiados indican que hay una intención deliberada de expulsar a la población negra africana de Darfur.

 

Por Alexandre Ribeiro, traducción del portugués por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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