El obispo de Hong Kong se suma a la población pidiendo la plena democracia

Un cuarto de millón de personas se echan a las calles a favor del sufragio universal

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HONG KONG, lunes, 5 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Una petición por la plena democracia lanzó el obispo católico de Hong Kong el domingo como prólogo a la multitudinaria manifestación que con tal objetivo se echó a las calles de la ciudad.

Superando las previsiones iniciales, cuentan los organizadores en más de 250 mil personas –apunta «AsiaNews»– las que participaron en la marcha por las calles del centro de Hong Kong reclamando la plena democracia prevista por una especie de Constitución del territorio –aceptada por Pekín 8 años atrás–, desde que la ex colonia británica pasó a la República Popular, pero conservando su autonomía.

Para la seguridad pública, los manifestantes fueron 60 mil las primeras dos horas de la marcha, a los que se sumaron otras 40 mil personas en el cierre. La agencia oficial china de noticias «Xinhua» cifra la participación hablando de «algunos ciudadanos de Hong Kong».

Sindicalistas, activistas democráticos, asociaciones y familias enteras con niños portaban pancartas en las que denunciaban los frenos que China pone a las reclamaciones de la población, esto es, la elección del jefe del Ejecutivo desde la base y el sufragio universal.

Recuerda la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras que, en respuesta a las múltiples protestas, las autoridades –de acuerdo con Pekín— habían propuesto la ampliación del comité electivo (800 personas) que designa al gobernador.

Incluso había intervenido Pekín para decir que toda reforma electoral hacia la plena democracia debe gestionarse desde China, infringiendo el principio en que se basa la autonomía de Hong Kong: «un país, dos sistemas».

Según analiza la citada agencia –experta en cuestiones chinas–, la elevada participación en la marcha no sólo muestra la frustración entre la población, sino que lanza la primera señal de desconfianza hacia Donald Tsang, el gobernador elegido por el comité el pasado junio, avalando una indicación previa de Pekín.

Antes de la manifestación, el obispo católico de Hong Kong, monseñor Joseph Zen Ze-kiun, presidió un momento de oración, animando a la población de Hong Kong a sostener el camino hacia la democracia.

El prelado, como otras personalidades del territorio, no solicita retoques de los comités electorales –como propone Pekín–, sino el sufragio universal y una agenda para su implementación en Hong Kong.

Invitando a la marcha en favor del sufragio universal, los diputados democráticos de Hong Kong habían definido la manifestación como un «evento que demostrará, ahora o nunca, el poder del pueblo», y grupos democráticos reconocieron que una gran afluencia podría cambiar las propuestas gubernativas sobre la reforma electoral.

De acuerdo con algunas investigaciones, más del 60% de la población pide la plena democracia.

Sobre la participación en la manifestación del domingo, Ronny Tong Ka-wah, del grupo «Artículo 45», comentó: «Las 250 mil personas que han marchado dan a los diputados democráticos un nuevo mandato para oponerse al paquete de reformas constitucionales propuestas por el gobierno y para continuar pidiendo el sufragio universal».

Por su parte, el presidente del Partido Democrático, Lee Wing-tat, apuntó que «ahora Donald Tsang, el jefe del Ejecutivo, debe decir a Pekín que la propuesta de reformas no ha sido aceptada por Hong Kong».

Ejemplos de la demanda pro democracia de la población de Hong Kong se pueden citar recordando la manifestación que el verano del año pasado sacó a más de medio millón de personas a las calles de la ciudad (Cf. Zenit, 1 julio 2004).

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ZENIT Staff

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