SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, 12 febrero 2001 (ZENIT.org).- El obispo de San Cristóbal de las Casas hizo ayer un llamamiento a «hacerse pobre de corazón, para ponerse en el lugar de los indígenas y comprender sus necesidades y justos reclamos».
Monseñor Felipe Arizmendi desde el Estado sureño mexicano de Chiapas, sumergido en delicado proceso de pacificación y reconciliación, tras la llegada al poder del presidente Vicente Fox, exigió en su homilía dominical, «en vez de actitudes racistas», «respeto y atención hacia los directivos del Ejército de Liberación Nacional (EZLN) que harán un recorrido por diversos Estados del país».
La marcha zapatista concluirá en el Congreso del país con una reivindicación solemne del papel y derechos de los indígenas en la República Mexicana.
«Ojalá que nuestros legisladores se hagan humildes y sencillos para escucharlos, e incluso aprender de ellos, pues no podemos pretender que sólo los mestizos tenemos la verdad sobre sus derechos», aclaró el obispo.
La caminata comenzará en dos semanas. El 9 de febrero pasado, en un encuentro con empresarios, Vicente Fox apoyó la marcha de los zapatistas hacia la Ciudad de México y deseó que tras ella se llegue al acuerdo de paz.
El mandatario manifestó también su deseo de que la Comandancia del EZLN dialogue con él en la capital de la República, después de que lo haga con el Congreso de la Unión. Ahora bien, el subcomandante Marcos rechazó ayer en un comunicado por Internet la hospitalidad del presidente Fox para encontrarse juntos en México, pues consideró que todavía no se han escuchado y aplicado sus reivindicaciones.
Se trata de un paso hacia la normalización del conflicto chiapaneco, que comenzó el 1 de enero de 1994, cuando los zapatistas se levantaron en armas en protesta contra el inicio de aplicación del Tratado de Libre Comercio (NAFTA) entre Estados Unidos, México y Canadá.
