'El padre Jorge Loring fue un predicador incansable'

Crónica de la Santa Misa, en el primer aniversario del fallecimiento del conocido sacerdote jesuita. Autor de ‘Para Salvarte’, con más de un millón de ejemplares vendidos en 73 ediciones

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Por su interés publicamos la crónica de la Misa en el primer aniversario del fallecimiento del padre Jorge Loring, SJ, celebrada el pasado 26 de diciembre en la iglesia de Santiago Apóstol de Cádiz (España). Su autor es el director espiritual del seminario de Cádiz-Ceuta, el sacerdote y periodista argentino José Antonio Medina Pellegrini. 

El padre Jorge Loring, un predicador incansable

Por el Pbro. Lic. José Antonio Medina Pellegrini*

La Iglesia de Santiago Apóstol en Cádiz se halla en la misma plaza de la Catedral y es parte de una de las postales más conocidas de la trimilenaria ciudad gaditana. Edificada en 1567 fue hasta el 2007 templo conventual de los padres jesuitas. En su interior se encuentran bellísimos retablos barrocos del siglo XVII, siendo el más destacado el Retablo Mayor obra de Alejandro Saavedra.

Este templo es testigo de una historia privilegiada: allí ejerció su ministerio el legendario padre Jorge Loring, SJ. Llegó a ella en 1957, un año después hizo allí sus votos definitivos en la Compañía de Jesús, allí tuvo durante 57 años su confesionario, y un día de 2006 lo vio lucir orgulloso su título de “Hijo adoptivo de Cádiz”. Y fue en ella donde el 11 de enero de 2014, el Obispo de Cádiz y Ceuta, Don Rafael Zornoza Boy, presidió el Solemne Funeral, según la última voluntad del padre Loring, ya que no podría haberse rezado en otro templo, sino en su Iglesia de Santiago Apóstol.

El pasado viernes 26 de diciembre se celebró la Santa Misa en sufragio por su alma, celebrada en la Iglesia Santiago Apóstol de la ciudad de Cádiz, España, al cumplirse un año de su fallecimiento (25 de diciembre de 2013). La Misa fue presidida por el Rvdo. P. Fernando Marrero, SJ, Superior de las Comunidad de Jesuitas del Puerto de Santa María, concelebrando el Rvdo. P. José Alberto Heredero, SJ, y el Pbro. José Antonio Medina Pellegrini, quien tuvo a su cargo la homilía de la misma.

Un nutrido grupo de sus más cercanos colaboradores y amigos estuvieron presentes en la Santa Misa dando a la celebración una agradecida presencia por tanto bien que recibieron del ministerio sacerdotal del recordado jesuita.

Texto completo de la homilía:

Queridos hermanos: como lo hicimos en varias oportunidades los 25 de mes, en esta Iglesia de Santiago Apóstol de Cádiz, nos volvemos a encontrar para elevar a Dios nuestra plegaria agradecida en la Santa Misa en sufragio por el alma de nuestro querido padre Jorge Loring, al haberse cumplido ayer, día de la Natividad del Señor, un año de su fallecimiento.

Solía comentar las razones en las que fundamentó su vocación con estas palabras: “La felicidad del hombre está en servir al prójimo. Si yo me pongo al frente de la fábrica de mi padre podré dar trabajo a varios centenares de familias. Pero si me hago jesuita ayudaré a salvar almas, lo cual es muchísimo mejor. Lo más grande que puedo hacer en la vida es colaborar con Cristo a la salvación de las almas”.

Esta certeza le acompañó siempre y la expresó fuerte y vibrante diciendo: “Yo pego voces pero es Dios quien toca los corazones”. En el recordatorio de su Misa por sus 50 años de sacerdote el 15 de julio de 2004, escribió: “Jesucristo me ha ungido sacerdote para repartir Su Cuerpo, Su Palabra y Su Perdón”.

Hace un año, en el día de la Natividad del Señor, entregaba su alma al Padre Eterno, luego de haber gastado y desgastado su vida por la predicación del Evangelio. Así fue él, un apasionado por Jesucristo, porque tuvo un corazón enamorado, vivo y despierto, donde no había lugar para la apatía o la abulia, sino exclusiva y excluyentemente la entrega total, generosa y de buen grado a quien tanto amó y en Él a sus hermanos. Tuvo la radicalidad que debe darse en el corazón de todo discípulo del Señor, pues al Dios que ha sido absolutamente generoso y misericordioso al darle a su propio Hijo, y hacerlo su sacerdote, no pudo ni quiso corresponder mezquinamente, a medias tintas.

Su hermano Jaime Loring, también jesuita, subrayó esta faceta principal en la homilía de su funeral: “Jorge ha sido un predicador incansable por todas partes. No paraba de comunicarse, superándose, incorporando las nuevas tecnologías e Internet. Me decía: ‘Tengo 600 correos por contestar’. Y los contestaba a todos. Tenía pasión por comunicar la fe”.

Aquí mismo, en ésta su Iglesia de Santiago Apóstol, -en la ciudad que fue su lugar en el mundo y que le hizo su “hijo adoptivo” porque le había reconocido como su padre- el Obispo de Cádiz y Ceuta, Don Rafael Zornoza Boy, en el funeral que presidió, nos reveló su gran secreto: “El secreto del padre Loring no hay que profundizar mucho para descubrirlo, porque está muy a la vista. El secreto es que ha sido un hombre de Dios. Yo diría era un perfecto jesuita, inspirado en san Ignacio de Loyola y en la misma historia evangelizadora de la Compañía de Jesús. Con la experiencia hecha vida, interiorizada, saboreada, gustada interiormente de quien busca en todas las cosas la mayor gloria de Dios: ‘Ad maiorem Dei gloriam’.”

El padre Fernando Marrero, SJ, su último superior, nos decía al término del funeral: “En esta Iglesia se lo despide, aunque las personas se mueren cuando nadie las recuerda, y yo creo que entonces, esto es imposible, el padre Loring no se va a morir nunca, no!”

¡EL HOMBRE QUE NUNCA VA A MORIR! Creo, y estoy convencido, que con el paso de los meses esta tierna expresión de un hermano en la fe se ha ido convirtiendo en una CERTERA PROFECÍA. Y la voy a certificar con una sola historia, porque el tiempo no permite más. Carlos Díaz Rodríguez, mexicano, bloguero del portal católico en español más visitado “Religión en Libertad”, expresaba el pasado 10 de octubre en su blog “¡Duc in altum!”:

He aquí una anécdota de cómo el P. Loring, desde el cielo, continúa ampliando los horizontes y acercando la fe a las personas. Tenía que hablarle a un grupo de jóvenes en un lapso de 40 a 50 minutos. ¡Todo un reto para los que trabajamos en esta “frontera”! Entonces, decidí dar mi tema y regalarle al P. Loring diez minutos, proyectando uno de sus famosos videos sobre el ateísmo. Los jóvenes de unos 16-17 años, estaban impactados en el buen sentido. Ver a aquel jesuita “danzar” por el escenario con esa voz sarcástica y convincente, les llamó poderosamente la atención. Al terminar, hicimos una lluvia de ideas y todos demostraron haber entendido perfectamente algo tan profundo que les fue explicado en pocos minutos. Ciertamente, el P. Loring ya se fue. ¿Qué significa esto? Simple y sencillamente, que ahora nos toca tomar la estafeta y seguir adelante para dar “razones de nuestra esperanza” (1 Pe 3,15).”

En estos días he tratado de encontrar un versículo de las Sagradas Escrituras que defina su actitud de vida desde sus comienzos vocacionales hasta su último aliento, y creo que puede ser el siguiente, es de II Timoteo, 4, 7:“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. FIDELIDAD: ésta es la palabra que le define y marca la impronta de su santidad sacerdotal. Decía el padre Loring en una entrevista en el 2011: “Me ordené a los 33 años, he cumplido los 90 y no me he arrepentido ni un minuto. Elegí bien. Si volviera a nacer elegiría lo mismo”.

Quiero terminar contándoles un secreto. Cuando le conocí aquí en esta Iglesia un día le propuse grabarle una entrevista para el día de mañana, como una especie de testamento espiritual. Me la concedió. Está inédita y verá la luz siendo el epílogo de un libro que se llamará “Padre Jorge Loring: el hombre que nunca va a morir” y que editará su buen amigo, e hi
jo espiritual, D. Álex Rosal.

La última pregunta de la entrevista fue esta: ¿Cómo le gustaría que lo recuerden el día de mañana? A lo que me contestó: “Como evangelizador, que es lo que quiero ser, para eso me he hecho jesuita para evangelizar, sí que digan que he sido un buen evangelizador. Pues sí, eso es lo que me interesa, lo único que deseo es servir a Dios, ganarle almas, salvar almas para eso me hecho yo sacerdote, salvar almas, es decir evangelizar, hacerlo bien, hacerlo lo mejor que pueda, evangelizar, con eso me basta. Si quedo en el recuerdo de las personas como un buen evangelizador me contento, no deseo otra cosa”.

Padre Jorge, lo has logrado, descansa en paz, como el servidor bueno y fiel. Amén.

*Director espiritual del Seminario San Bartolomé

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ZENIT Staff

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