«El padre Pío es un Cireneo del siglo XX»

Afirma el padre Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia

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ROMA, 17 junio 2002 (ZENIT.orgAvvenire).- La canonización del padre Pío de Pietrelcina constituye un mensaje decisivo para nuestros días, explica el predicador del Papa, quien al igual que el fraile de los estigmas es religioso capuchino.

«La propuesta del padre Pío para el hombre de nuestros días, desorientado por el materialismo y la secularización, es la santidad. Con su ejemplo, el padre Pío quiere decirnos que la santidad es un camino accesible también hoy», afirma el padre Raniero Cantalamessa, cuyo título oficial es el de predicador de la Casa Pontificia.

–La santidad del padre Pío es tan extraordinaria que puede incluso asustar.

–Padre Cantalamessa: En la «Novo Millenio Ineunte», el Papa, a propósito de la santidad, ha precisado que los fenómenos externos, es decir las manifestaciones sobrenaturales, pueden darse o no darse.

–Y la vida del padre Pío está precisamente inmersa en las categorías de lo sobrenatural.

–Padre Cantalamessa: Es verdad, pero no hace falta despreciar estas realidades que escapan a nuestro intento de racionalización. Quien discute lo sobrenatural parece casi pretender enseñar a Dios su oficio. El milagro es siempre un reclamo, una admonición pedagógica ante la fragilidad de nuestra fe.

–¿Con qué postura debemos mirar a los milagros del padre Pío?

–Padre Cantalamessa: Con gratitud. La presencia del padre Pío es un gran don de Dios. Un hombre de su estatura representa de todos modos un evento extraordinario para la humanidad. Y Dios ha elegido hacerlo vivir en nuestra época. Demos gracias al Señor.

–¿Es posible una comparación entre san Francisco y el padre Pío?

–Padre Cantalamessa: Me parece que los dos han sido investidos por un ciclón de gloria de alcance mundial. Y luego están el amor a la Cruz, los estigmas, el sayo. Las comparaciones, sin embargo, se detienen aquí. Los temperamentos de los dos son muy diversos.

–También en torno a San Francisco florecían los milagros.

–Padre Cantalamessa: Francisco ha recorrido todo el mundo en aquél tiempo conocido. El padre Pío ha permanecido siempre en el confesionario. Pero millones de hombres han acudido a él. Y, viendo esta afluencia extraordinaria de almas en búsqueda, comprendemos la originalidad del padre Pío.

–En su misticismo, ¿hay un aspecto que emerge con mayor evidencia?

–Padre Cantalamessa: Su clave es esta confrontación cotidiana con las almas. Su mística es la de la expiación. Ha llevado sobre sí el peso de todas las almas que acudían a él.

–¿Y si quisiéramos buscar un símbolo bíblico?

–Padre Cantalamessa: Sin duda el del Cireneo. Son la prueba sus estigmas pero también sus larguísimas jornadas en el confesionario. Y luego sus noches dedicadas a la penitencia, a la oración, a las luchas con el demonio. Esta es su mística de la expiación.

–Alguno, mirando a los estigmas, a las bilocaciones, a los milagros, ha definido al padre Pío un santo arcaico. ¿Está de acuerdo?

–Padre Cantalamessa: La santidad no se puede encerrar en definiciones temporales. No es nunca por tanto sólo arcaica o moderna. Es, al mismo tiempo, nueva y antigua. No han faltado en la historia de la Iglesia, ni faltan tampoco hoy, hombres santos que viven de este modo.

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ZENIT Staff

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