El Padre Pío sigue siendo un misterio, harán falta años para estudiarlo

Habla el postulador de la causa del padre Pío

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ROMA, 13 junio 2002 (ZENIT.orgAvvenire).- El postulador de la causa del padre Pío, el padre Gerardo de Flumeri, está convencido que todavía no se ha dicho todo sobre el santo fraile: «Estoy convencido de que harán falta todavía años para comprender hasta el fondo ciertos aspectos de su espiritualidad».

–Hablar del padre Pío significa, a menudo, acabar hablando del casi increíble seguimiento popular que siempre ha tenido. Pero, si se quiere trazar los rasgos principales de su espiritualidad ¿por dónde empezaría?

–Gerardo de Flumeri: Creo que los aspectos destacados de su espiritualidad hay que detectarlos principalmente en cómo progresan, en su pensamiento, algunos conceptos. Dos sobre todo: la consideración y la valoración del sufrimiento, y el aspecto mariano, aunque ciertamente, como es evidente en sus escritos, el pensamiento del padre Pío es mucho más amplio.

–Empecemos por el primero.

–Gerardo de Flumeri: El sufrimiento era un privilegio para el padre Pío. Cuando rezaba para que Dios no le mandase tantos sufrimientos lo hacía porque pensaba que, de otro modo, habría perjudicado a los demás, en cuanto siendo un bien demasiado grande, no consideraba justo beneficiarse sólo él. En otras palabras, veía el sufrimiento como un bien tan grande que llegaba a considerarlo como un privilegio por lo que le pedía más del Señor. Está claro que estoy simplificando, pues su pensamiento tiene muchos matices, pero éste es el concepto básico.

–¿Quién era para él María?

–Gerardo de Flumeri: Solía nombrar siempre al mismo tiempo a la Virgen y a Jesucristo. Ella es el vehículo que lleva a Cristo, que es la salvación. Ella es la estrella que ilumina el camino del piloto. Pero, y esta es la novedad, leyendo los escritos del padre Pío, a menudo la Virgen es citada también sola; esto no porque no deba existir la subordinación de la Virgen a Jesucristo sino porque se quieren subrayar las prerrogativas de la vida de la Virgen, empezando por la divina maternidad, es decir, el título que Dios le ha dado la pone en condición de poder intervenir con autoridad de madre ante Jesús. María tiene títulos preferenciales ante Dios.

–Usted traza el perfil de una espiritualidad compleja, profunda, quizá incluso impopular para cultura dominante. Me refiero a la visión sobre el sufrimiento. Y sin embargo la gente sigue sintiendo al padre Pío extraordinariamente cercano. ¿Cómo lo explica?

–Gerardo de Flumeri: La explicación, en efecto, es compleja y cada respuesta puede parecer arriesgada. Estoy convencido que harán falta todavía años para comprender a fondo ciertas cosas. Lo que creo es que la cercanía del pueblo al padre Pío se debe principalmente al hecho de que muchas veces se ofreció a Dios como víctima por la conversión de los pecadores, y a la sencillez con la que ha traducido aquellos conceptos en frases muy sencillas, en exhortaciones accesibles a todos. Por esto la gente ve en él a un amigo, a un benefactor, a un guía. Que luego esto se traduzca esto en el gran seguimiento popular que le caracteriza, creo que sólo puede explicare en términos sobrenaturales.

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ZENIT Staff

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