El padre Tadeusz Rozmus, centinela de las catacumbas de San Calixto

El director de este lugar de peregrinación habla sobre su vocación al sacerdocio

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ROMA, lunes, 7 septiembre 2009 (ZENIT.org).- Para el padre Tadeusz Rozmus SDB, ser sacerdote y a la vez director de las Catacumbas de San Calixto en Roma resulta «un honor» que representa «Un lazo con la historia de dos mil años».

Estas catacumbas, convertidas ahora en un concurrido lugar de peregrinación, están situadas en la Vía Appia Antica de la Ciudad Eterna. Fueron construidas hacia la mitad del siglo II.

En medio de estas grutas, cuyas paredes resultan ser auténticos testigos de la fe de los primeros seguidores de Cristo, fueron enterrados a decenas de mártires, 16 pontífices y muchísimos primeros cristianos.

Desde 1930 son custodiadas por los sacerdotes salesianos, debido a que san Juan Bosco amaba este lugar y solía peregrinar a él cuando visitaba a Roma.

En diálogo con ZENIT, don Tadeusz, como se le conoce, asegura que su misión consiste en «ayudar a la gente a entender la realidad de las catacumbas, que da la posibilidad de reforzar la fe a aquellos que vienen de todo el mundo».

Día a día recibe el testimonio de muchos peregrinos: «Se respira un clima de oración que permanece en estos lugares de santidad».

Pero sus visitantes no son sólo católicos: «Me quedé maravillado cuando un grupo ortodoxo entró y se arrodilló, besaba la tierra de los mártires».

Más de dos décadas de sacerdote

El padre Rozmus, ordenado hace 23 años, recuerda que cuando era joven no se preocupaba por el tema de la vocación hasta que una persona se le acercó y le preguntó: «¿has pensado en ser sacerdote salesiano? Yo veo grandes signos vocacionales en ti». Una pregunta que cambió su vida.

Lo pensó y descubrió que se trataba de una intuición bastante acertada. Comenzó así sus estudios de filosofía en Cracovia y su noviciado en la comunidad salesiana.

Durante seis años, fue también el provincial de los salesianos en la diócesis de Cracovia en Polonia. Estaban bajo su mando 263 religiosos salesianos y 20 escuelas, así como diversas parroquias.

Confiesa que le conmueve el ver que «tanta gente con una fe profunda, ora por las vocaciones sacerdotales, por la Iglesia, ayuda a desarrollar esta responsabilidad tanto en las escuelas como en las parroquias. También en casas donde están los jóvenes con problemas de educación».

Sacerdocio: un camino con sus rosas y espinas

La vida sacerdotal de don Tadeusz ha estado igualmente traspasada por hondos momentos de dolor. Entre ellos la muerte de su hermano Boleslaw, también sacerdote salesiano, cuatro años más joven que él.

Su inesperado fallecimiento ocurrió en 1996, en un accidente durante una peregrinación con cientos de jóvenes, dirigida por él, al santuario de la Virgen de Czestochowa en Polonia. En su sepelio, miles de fieles congregados en la Iglesia fueron a despedirlo y a agradecerle por haber dado su vida por el apostolado.

«Él organizaba frecuentemente excursiones de montaña para dar la posibilidad a los jóvenes de estar juntos y profundizar en la vida cristiana. Muchos sacerdotes han resultado de estos grupos», testimonia Don Tadeusz.

Y al mirar su vida hacia atrás dice: «Es importante ver desde el punto de vista positivo la lógica que Dios para cada uno. La vida es una escuela de formación y continúa a través de situaciones muy cotidianas».

«Descubro en mi vida la acción de Dios que actúa a través de diferentes situaciones: difíciles y menos difíciles; que resuelve problemas de modo particular. Esto da un sentido a la vida muy profundo y bello», reconoce don Tadeusz, sentado en su oficina, con un rostro alegre y sereno.

Y concluye su reflexión con la siguiente confesión: «Soy un sacerdote realizado, muy contento y si tuviera que escoger una vez más el camino de mi vida, sería el mismo: el servicio a Dios».

En el Año Sacerdotal, ZENIT ofrece las «confesiones» sobre su vocación de cardenales, obispos y sacerdotes. La serie fue abierta por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI.

Por Carmen Elena Villa

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación