Los jóvenes necesitan de adultos y coetáneos maduros en la fe que les acompañen en su camino, ayudándoles a encontrar el camino que conduce a Cristo. Lo recuerda el santo padre Francisco en su mensaje al cardenal Stanisław Ryłko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, y a los participantes del IV Congreso Europeo de Pastoral Juvenil, promovido por dicho dicasterio en colaboración con las Conferencias Episcopales de Europa. El tema del encuentro es “Una Iglesia joven, testigos de la alegría del Evangelio” y se celebra en Roma del 11 al 13 de diciembre.
Tal y como recuerda el Papa, después de los tres encuentros de los años 90, retoman ese “caminar juntos por los caminos de Europa”. En su mensaje, Francisco recuerda que “como los discípulos de Emaús, dejamos que Él nos abra los ojos para reconocerlo, ayudándonos a encontrar en Él mismo el sentido de este difícil pero apasionante tramo de historia que nos ha dado para vivir juntos”.
Asimismo, el Pontífice les recuerda que hacen un trabajo precioso para la Iglesia y que “los jóvenes necesitan de este servicio: de adultos y coetáneos maduros en la fe que les acompañen en su camino, ayudándoles a encontrar el camino que conduce a Cristo”.
La pastoral juvenil — observa el Santo Padre– está llamada a recoger los interrogantes de los jóvenes de hoy y, a partir de ellos, iniciar un verdadero diálogo honesto para llevar a Cristo a su vida. Y añade que “un verdadero diálogo en este sentido lo puede hacer quien vive una relación personal con el Señor Jesús, que desborda en las relaciones con los hermanos”.
Sabemos que hay mucho que hacer, afirma el Papa. Por eso les pide que no se cansen nunca de anunciar el Evangelio, con la vida y la palabra: “La Europa de hoy necesita descubrirlo”.
Y así, el Papa les anima a “considerar la realidad actual de los jóvenes europeos con la mirada de Cristo”. Es Él quien “nos enseña a ver no solamente los desafíos y los problemas, sino a reconocer las muchas semillas de amor y de esperanza esparcidas en el terreno de este continente, que ha dado a la Iglesia un gran número de santos y santas, ¡y muchos de estos son jóvenes!”, exclama el Pontífice.
Además, les recuerda que pueden ayudar a los jóvenes a darse cuenta que “la fe no se contrapone a la razón, y así acompañarles a convertirse en protagonistas alegres de la evangelización de sus coetáneos”.
La pastoral juvenil –concluye el Papa– está llamada a proponer a los jóvenes un camino de discernimiento vocacional, para prepararse a seguir a Jesús sobre el camino de la vida conyugal y familiar o sobre la de una consagración especial al servicio del Reino de Dios.
