El Papa a los Colegios Pontificios: 'Si hay turbulencia ponerse bajo el manto de María'

Recuerda que «el peor seminario es mejor que el no seminario». Nunca hablar mal del otro y si hay desacuerdo decirlo en la cara y rezar por los otros. Ser siempre vigilantes para ser fieles a la vocación

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El Santo Padre en el encuentro de este lunes por la mañana con rectores y alumnos de los Colegios Pontificios de Roma, en el Aula Pablo VI ha abordado otro tema, el de los seminarios y la vida en comunidad.

Un estudiante mexicano ha pedido al Papa un consejo sobre cómo estar vigilantes para permanecer fieles a la vocación. La vigilancia, ha respondido, «es una actitud cristiana». Francisco ha precisado que «la vigilancia sobre sí mismo: ¿qué sucede en mi corazón? Porque donde está mi corazón está mi tesoro. ¿Qué sucede allí? Dicen los Padres orientales, que se debe conocer bien si mi corazón está en una turbulencia o mi corazón está tranquilo». Así, el Santo Padre ha señalado que si está en turbulencia, «no se puede ver qué hay dentro. Como el mar, no se ven los peces cuando el mar está así».

Por ello, el Papa ha aconsejado lo que decían pos Padres rusos cuando el corazón está en turbulencia: «Ir bajo el manto de la Santa Madre de Dios». El Papa ha reconocido que alguno podría decirle: ‘Pero Padre, en este tiempo de tanta modernidad buena, de la psiquiatría, de la psicología, en estos momentos de turbulencia creo que sería mejor ir al psiquiatra que me ayude…’ No descarto eso, pero antes que nada ir a la Madre: porque un sacerdote que se olvida de la Madre y sobre todo en los momentos de turbulencia, algo le falta. Es un sacerdote huérfano: ¡se ha olvidado de su madre», ha advertido. El Pontífice ha finalizado su respuesta explicando que «somos niños, en la vida espiritual: ¡esto no hay que olvidarlo nunca! Vigilar como está mi corazón. Y en tiempo de turbulencia, ir a buscar el refugio bajo el manto de la Santa Madre de Dios».

Por otro lado, un seminarista chino ha pedido un consejo al Papa para hacer de la comunidad del seminario «un lugar de crecimiento humano y espiritual y de ejercicio de caridad sacerdotal». Para responder, el Santo Padre ha citado a un viejo obispo de América Latina: «Es mucho mejor el peor seminario que el no-seminario».  Porque «si uno se prepara al sacerdocio solo, sin comunidad, esto hace mal. La vida del seminario, es decir, la vida comunitaria, es muy importante. Es muy importante porque está el compartir entre los hermanos, que caminan hacia el sacerdocio, pero también hay problemas, hay luchas: luchas de poder, luchas de ideas, también luchas escondidas; y vienen los pecados capitales: la envidia, los celos… Y también vienen cosas buenas: las amistades, el intercambio de ideas y esto es lo importante de la vida comunitaria. La vida comunitaria no es el paraíso, al menos el purgatorio», ha afirmado el Papa entre aplausos.

A continuación, Francisco ha añadido que un santo jesuita «decía que la mayor penitencia, para él, era la vida comunitaria. ¿Es verdad no? Pero, por esto creo que debemos ir adelante en la vida comunitaria. Pero, ¿cómo?

Son cuatro-cinco cosas que nos ayudarán mucho: ¡nunca, nunca hablar mal de los otros! Si tengo algo contra otro, o que no estoy de acuerdo: ¡en la cara! aunque nosotros, los clérigos, tenemos la tentación de no hablar a la cara, de ser demasiado diplomáticos, ese lenguaje clerical, ¿no?… Pero, ¡nos hace mal! ¡Nos hace mal!»(aplausos).

Francisco ha contado un hecho sucedido hace 22 años, cuando acababa de ser nombrado obispo, y tenía como secretario un sacerdote joven, ordenado desde hacía algunos meses. En Santo Padre ha indicado que en los primeros meses había «tomado una decisión un poco diplomática –demasiado diplomática– y con las consecuencias que vienen de estas decisiones que no se toman en el Señor». Francisco cuenta que pidió la opinión al secretario. Y él mirándolo en la cara le dijo: iUsted ha hecho mal: usted no ha tomado una decisión paterna’,»y me ha dicho tres o cuatro de esas fuerte (risas). Muy respetuoso, pero me lo ha dicho. Y después, cuando me he ido, pensé: A este no le alejaré nunca del puesto de secretario: ¡este es un verdadero hermano!» Sin embargo, están los que te dicen cosas bonitas delante y después detrás no tan bonitas… (risas)».

Francisco ha insistido en que el chismorreo es la peste de una comunidad. Por ello, ha indicado que «si no tienes la valentía de hablar en la cara, habla con el superior o el director, que él te ayudará. Pero no ir por las habitaciones de los compañeros a hablar mal. Pero, se dice que el chisme sea cosa de mujeres: pero también de hombres, también de nosotros! Nosotros chismorreamos bastante y eso destruye la comunidad. Después, otra cosa es escuchar, escuchar las distintas opiniones y discutir las opiniones, pero bien, buscando la verdad, buscando la unidad: esto ayuda a la comunidad».

Al respecto, el Papa ha contado otro episodio personal de su pasado. Cuando era estudiante de filosofía confesó a su padre espiritual estar enfadado con una persona: «Y él me ha hecho una sola pregunta: ‘Dime, ¿tú has rezado por él?’ Nada más. Y yo dije: ‘No’. Y él se quedó callado. ‘Hemos terminado’, me dijo. (Risas y aplausos). Pero es necesario rezar, por todos los miembros de la comunidad, pero principalmente con los que tengo problemas o por los que no quiero, porque no querer a un persona a veces es una cosa natural, instintiva; pero rezar: el Señor hace el resto. Rezar siempre. La oración comunitaria».

De este modo el Pontífice les ha asegurado que si hacen estas dos cosas la comunidad va adelante, se puede vivir bien, se puede hablar bien, se puede discutir bien, se puede rezar bien juntos.

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Staff Reporter

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