El Papa a los jóvenes: No temáis ir contracorriente

“Estad orgullosos de que vuestro país defienda tanto la vida y la familia”

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LA VALETA, domingo 18 de abril de 2010 (ZENIT.org).- Encontrar a Jesús supone “una experiencia sobrecogedora de amor” que cambia la vida, afirmó el Papa Benedicto XVI esta tarde a los jóvenes de Malta y Gozo, con quienes celebró un encuentro en el puerto de La Valeta.

Ese amor expulsa el temor, afirmó el Papa. “Por eso os digo a todos: ¡No tengáis miedo!”. “¡No tengáis miedo de ser amigos íntimos de Cristo!”, exclamó en maltés.

“Ciertamente encontraréis oposición al mensaje del Evangelio”– prosiguió, constatando que “la cultura actual, como toda cultura, promueve ideas y valores que quizás sean contrarios con los vividos y predicados por nuestro Señor”.

“A menudo se presentan con un gran poder de persuasión, reforzado por los medios de comunicación y la presión social”.

“Por eso os digo: no tengáis miedo, sino alegraos de su amor por vosotros; fidaos de él, responded a su invitación a ser discípulos, encontrad alimento y ayuda espiritual en los sacramentos de la Iglesia”, dijo a los jóvenes.

La voz de los jóvenes

El Pontífice llegó por el mar en el catamarán “San Pablo”, acompañado por una delegación de jóvenes. La nave entró en el puerto escoltada por una flotilla de pequeñas embarcaciones típicas de las islas maltesas, mientras que una multitud desde el muelle agitaba banderas vaticanas.

Tras la lectura del pasaje evangélico del joven rico (Mc 10, 17-22), intervinieron siete jóvenes, que pidieron al Papa consejo sobre cómo vivir ante situaciones distintas pero igualmente difíciles por los desafíos que la sociedad plantea.

El primer joven subrayó que la Iglesia tiene el gran mérito de unir a una gran variedad de personas, y preguntó cómo hacer para continuar satisfaciendo el deseo de “buscar y descubrir la verdad”.

Después, un chico y una chica expresaron un malestar por situaciones distintas: la marginación juvenil, a causa del pasado desordenado o de la disgregación familiar, por el hecho de tener una identidad sexual distinta o de ser inmigrantes, y que se sienten al margen de la Iglesia y tratados como un “problema”, y el de los jóvenes comprometidos en actividades religiosas, que perciben una exclusión de la sociedad precisamente por ello.

Posteriormente, se dirigieron al Papa dos novios, que preguntaron cómo ser fieles a la vocación conyugal en una sociedad en la que la familia “está sufriendo un cambio radical” y se le plantean dificultades en muchos campos.

Finalmente hablaron dos seminaristas, que recordaron cómo en este periodo los sacerdotes están siendo atacados por el escándalo de los abusos sexuales cometidos por algunos de ellos, lamentando que la admisión de las culpas parezca “no valer nada”.

La fuerza del amor

En su intervención, el Papa quiso recordar a los presentes la vida de san Pablo, del que este año se festeja el 1950° aniversario del naufragio en el archipiélago maltés.

“En una época, él era enemigo de la Iglesia e hizo de todo para destruirla – observó –. Mientras estaba de viaje hacia Damasco, con la intención de eliminar a cada cristiano que encontrara, se le apareció el Señor en visión”.

“Toda su vida se transformó. Se convirtió en un discípulo, hasta ser un gran apóstol y misionero”.

“Cada encuentro personal con Jesús es una experiencia sobrecogedora de amor”, declaró el Papa. “Dios nos ama a cada uno de nosotros con una profundidad y una intensidad que no podemos siquiera imaginar. Él nos conoce íntimamente, conoce cada una de nuestras capacidades y de nuestros errores”.

“Puesto que nos ama tanto, desea purificarnos de nuestros errores y fortalecer nuestras virtudes de manera que podamos tener vida en abundancia. Aunque nos llame la atención cuando hay algo en nuestra vida que le desagrada, no nos rechaza, sino que nos pide cambiar y ser más perfectos”.

Por ello, exhortó, “a los que deseáis seguir a Cristo, como esposos, padres, sacerdotes, religiosos o fieles laicos que llevan el mensaje del Evangelio al mundo, os digo: No tengáis miedo”.

Defensa de la vida

Benedicto XVI recordó también que la de Malta es una sociedad “marcada por la fe y los valores cristianos”.

“Deberíais estar orgullosos de que vuestro País defienda tanto al niño por nacer como la estabilidad de la vida familiar para una sociedad sana”, dijo el Papa a los jóvenes. “En Malta y en Gozo, las familias saben valorar y cuidar de sus miembros ancianos y enfermos, y acogen a los hijos como un don de Dios”.

“Otras naciones pueden aprender de vuestro ejemplo cristiano. En el contexto de la sociedad europea, los valores evangélicos están llegando a ser de nuevo una contracultura, como ocurría en tiempos de san Pablo”, admitió.

Acoger la vocación

En el Año Sacerdotal, el obispo de Roma pidió a los jóvenes “estar abiertos a la posibilidad de que el Señor pueda llamar a algunos de vosotros a entregarse totalmente al servicio de su pueblo en el sacerdocio o en la vida consagrada”

“Reconoced la profunda alegría que proviene de dedicar la propia vida al anuncio del mensaje del amor de Dios por todos, sin excepción”, les invitó.

El Papa les instó a atender a los débiles y marginados, a los ancianos y a los niños, a los que “pasan por momentos de dificultad, por los que padecen depresión o ansiedad”, por los discapacitados y los inmigrantes.

“Esta es la noble vocación de amor y servicio que todos nosotros hemos recibido. Que esto os impulse a dedicar vuestra vida a seguir a Cristo”, concluyó.

[Por Roberta Sciamplicotti, traducción del italiano por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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