El Papa a México: «Me voy, pero de corazón me quedo»

Concluye su viaje internacional número 97

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CIUDAD DE MÉXICO, 1 agosto 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II se despidió este jueves de México con palabras emocionadas: «Me voy, pero de corazón me quedo». Sus palabras provocaron el llanto entre los 24 mil presentes en la Basílica de Guadalupe.

Si bien la ceremonia de despedida debía tener lugar en el aeropuerto de la capital, el pontífice quiso pronunciar su improvisado su adiós al concluir la beatificación de dos mártires indígenas linchados por su fe hace tres siglos.

«México lindo, Dios te bendiga», dijo con una sonrisa, mientras la gente respondió con un sonoro aplauso. Cuando el obispo de Roma dio la bendición, la gente comenzó a cantar «Cielito Lindo»: «Ay, ay, ay, ay, canta y no llores» se escuchó en el templo mariano.

Al salir lentamente de la Basílica, la gente agitó pañuelos blancos al aire y gritaba las tradicionales «porras» mexicanas, que en esta ocasión eran sumamente originales: «Juan Pablo, mi guía, quédate otro día».

El sucesor de Pedro se dirigió directamente de la Basílica al aeropuerto, donde le esperaba el presidente de México, Vicente Fox, quien con un gesto totalmente inusual se subió al mismo «papamóvil». Allí, los dos sentados, el mandatario y el pontífice se intercambiaron las palabras de despedida.

Juan Pablo II regresó a Roma en un avión de la aerolínea Aeroméxico que fue bautizado con el nombre «México, siempre fiel».

Concluyó así el viaje internacional número 97 de este pontificado, que comenzó once días, en el que ha visitado también Canada y Guatemala. Entre el 16 y el 19 de agosto visitará su tierra natal, Polonia.

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ZENIT Staff

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