El papa agradece al capellán general de las cárceles de Buenos Aires

En una carta envía su bendición para los capellanes, personal del servicio penitenciario y los presos

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El 16 de septiembre el Papa Francisco envió una carta al capellán general del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), el padre Eduardo Lorenzo para transmitirle un saludo y su bendición dirigida a todos los capellanes de la provincia de Buenos Aires, así como también a los presos y al personal de la Institución.

En el texto, publicado en la web del SPB, se puede leer: “Confiando en Dios Nuestro Señor, Francisco Papa quiere agradecerle el gesto cordial, humanitario que usted junto a su personal tienen para con aquellos que están privados de lo más importante y preciado que es la libertad, ruego a Dios y a la Santísima Virgen de la Merced patrona de los cautivos por ellos, por usted, para que siga trabajando con empeño y con un corazón repleto de misericordia. Extiendo mi bendición a sus capellanes y personal penitenciario. Francisco, Papa”.

En el comunicado del CPB destacan también otra ocasión en la que el papa Francisco se mostró cercano a al servicio penitenciario. Mencionan la carta de las reclusas del Taller de Hostias y de la bolsa con 300 hostias que fabricaron artesanalmente para Francisco. El gesto fue correspondido por el santo padre con otra misiva en la que manifestaba: “Desde mañana celebraré Misa con ellas y le aseguro que me emociona. La carta me hizo pensar, y con esto me lleva a rezar por usted… pero me alegra y da seguridad que usted rece por mí. La tendré cercana. Gracias de nuevo por escribirme y por mandarme las fotos: las tendré delante de mí en el escritorio. Que Jesús la bendiga y la Virgen Santa la cuide. Cordialmente. Francisco”.

Es muy palpable la cercanía que el santo padre siente hacía el sufrimiento de los presos. Hace tan sólo unos días, en ocasión del encuentro de capellanes de cárceles de Italia, comentó que desde aquí, de vez en cuando llama a algunos presos de Buenos Aires que conoce, que están en la cárcel. En su primera Semana Santa como obispo de Roma, Francisco se acercó hasta un centro de detención juvenil para lavarles los pies en la misa del Jueves Santo. Y también en su viaje a Cerdeña  y a Río de Janeiro buscó momentos para compartir y escuchar a los presos.  

Centro Penitenciario Bonaerense

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Staff Reporter

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