El Papa agradece el «abrazo» de Roma y le recuerda su vocación de «faro de espiritualidad»

En el concierto-homenaje por su elección a la sede petrina y el cumpleaños de la urbe

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ROMA, martes, 25 abril 2006 (ZENIT.org).- «Faro de civilización y de espiritualidad para el mundo entero»: ésa es la vocación de Roma, recuerda su obispo, Benedicto XVI.

Con un emocionado agradecimiento se dirigió el Papa, la tarde del viernes, a toda la comunidad ciudadana que –como él mismo constató– quiso unir el recuerdo de la fundación de Roma al del aniversario de su elección como obispo del lugar.

En el Auditorum local, el Ayuntamiento de Roma ofreció en honor del Papa, con ocasión del 2.759º aniversario del nacimiento de la ciudad, un concierto.

El Santo Padre fue recibido por el presidente de Italia –Carlo Azeglio Ciampi–, el vicario general para la diócesis de Roma –el cardenal Camillo Ruini– y el alcalde Walter Veltroni, entre otras autoridades.

Al término del concierto, que fue radio-televisado, el Papa manifestó su «gran alegría» por haber podido asistir a la audición.

El recuerdo de la fundación de la ciudad –expresó Benedicto XVI en su discurso, difundido por la Santa Sede– «se convierte en ocasión propicia para comprender mejor la vocación de Roma de ser faro de civilización y de espiritualidad para el mundo entero».

«Gracias al encuentro entre sus tradiciones y el cristianismo, Roma desarrolló en el curso de los siglos una peculiar misión –recordó–, y sigue siendo actualmente un importante aliciente para muchos visitantes atraídos por tan rico patrimonio artístico, en gran parte ligado a la historia cristiana de la Ciudad».

Este concierto «quiere además recordar el primer aniversario de mi pontificado. Desde hace un año la comunidad católica de Roma, tras la muerte del amado e inolvidable Juan Pablo II, fue confiada, sorprendentemente, debo decirlo, por la Providencia divina a mi atención pastoral», admitió Benedicto XVI.

El Papa Joseph Ratzinger quiso expresar cuán «generoso, abierto y acogedor» es el pueblo romano y describir su «singular calor humano y espiritual», que él mismo «ha podido experimentar» desde el mismo día de su elección, el 19 de abril de 2005.

«¿Cómo no recordar, por ejemplo, el abrazo con tanta gente que cada domingo se renueva en la tradicional cita de la oración de mediodía?», observó, correspondiendo con su gratitud a esta cordialidad.

El agradecimiento del Papa se hizo extensivo a la elección del programa musical, preparado con obras de Mozart en el 250º aniversario de su nacimiento, por lo que 2006 es también llamado «año mozartiano».

Aludió Benedicto XVI a los fragmentos escogidos para su ejecución, «muy conocidos, maravillosos, entre ellos algunos de notable inspiración religiosa».

«El “Ave verum”, por ejemplo, que frecuentemente se canta en las celebraciones litúrgicas, es un motete con palabras densas de teología y un acompañamiento musical que toca el corazón e invita a la oración», reconoció.

«De esta forma la música, elevando el alma a la contemplación, nos ayuda a percibir también los matices más íntimos del genio humano, en el que se refleja algo de la belleza sin igual del Creador del universo», reflexionó.

Benedicto XVI transmitió su agradecimiento a todas las autoridades y promotores de la iniciativa, y especialmente al profesor Bruno Cagli –superintentedente de la Academia Nacional de Santa Cecilia–, a su orquesta y coro dirigido por el maestro Vladimir Jurowski y a la soprano Laura Aikin, «que han ejecutado fragmentos y arias de aquel genio musical que fue Wolfang Amedeus Mozart».

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ZENIT Staff

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