El Papa asegura que Frère Roger «ha llegado a la alegría eterna»

En unas palabras improvisadas al final de la audiencia general

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CASTEL GANDOLFO, miércoles, 17 agosto 2005 (ZENIT.org).- Sin esconder la emoción, Benedicto XVI pronunció este miércoles, al final de la audiencia general, unas palabras espontáneas para manifestar su dolor por el asesinato del fundador de la Comunidad de Taizé, Frère Roger Schutz, a los 90 años, quien ya «está en las manos de la bondad eterna».

Al dirigirse a los peregrinos congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo, al final del encuentro, el Papa confesó que en esa mañana había recibido «una noticia muy triste, dramática»: la muerte de Frère Roger provocada a cuchilladas por una mujer rumana, de 36 años, aparentemente desequilibrada.

«Esta noticia me ha afectado todavía más porque precisamente ayer recibí una carta de Frère Roger muy conmovedora, muy cariñosa. En ella, escribe que en el fondo de su corazón quiere decirme que “estamos en comunión con usted y con los que se han reunido en Colonia”», reveló el Papa.

El cardenal Joseph Ratzinger conocía desde hace tiempo a Frère Roger. En las exequias de Juan Pablo II, el decano del Colegio cardenalicio sorprendió al mundo entero al acercarse a darle la comunión, pues se encontraba en silla de ruedas.

En su carta, el fundador de la Comunidad ecuménica explicaba al nuevo Papa que «a causa de sus condiciones de salud, por desgracia no habría podido venir personalmente a Colonia, pero que habría estado presente espiritualmente junto a sus hermanos».

La misiva escrita en francés, como reveló Benedicto XVI, manifestaba «el deseo de venir cuanto antes a Roma para encontrarse conmigo y para decirme que “nuestra Comunidad de Taizé quiere caminar en comunión con el Santo Padre”».

La carta concluía con estas palabras escritas de puño y letra. «Santo Padre, le aseguro mis sentimientos de profunda comunión. Frère Roger de Taizé».

«En este momento de tristeza, sólo podemos encomendar a la bondad del Señor el alma de este fiel servidor suyo», afirmó el obispo de Roma.

«Frère Schutz está en las manos de la bondad eterna, del amor eterno, ha llegado a la alegría eterna –aseguró–. Nos invita y exhorta a ser fieles trabajadores en la Viña del Señor, también en situaciones tristes, seguros de que el Señor nos acompaña y nos da su alegría».

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ZENIT Staff

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