El Papa canoniza a Josemaría Escrivá: La santidad, meta del bautizado

300 mil peregrinos en la plaza de San Pedro del Vaticano

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CIUDAD DEL VATICANO, 6 octubre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II presentó la santidad como vocación de todo bautizado al proclamar en la mañana de este domingo a Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, en una celebración eucarística celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano, a la que asistieron unas 300 mil personas.

El mensaje del nuevo santo español, aseguró el Papa, recuerda la necesidad de no dejarse atemorizar «ante una cultura materialista, que amenaza con disolver la identidad más genuina de los discípulos de Cristo».

A las 10.23 horas local en Roma, el Papa pronunció la fórmula de canonización por la que el sacerdote quedó inscrito en el Catálogo de los Santos. Los peregrinos, que al no caber en la plaza llenaban las calles aledañas, respondieron con un emocionado pero sereno aplauso.

De hecho, la participación activa pero comedida caracterizó la celebración. Los únicos que en cierto sentido rompieron la tranquilidad fueron los peregrinos mexicanos, que en varias ocasiones se dejaron oír con sus tradicionales «porras» de «¡Viva el Papa!».

Tras la proclamación, fue donada al Papa una reliquia de Josemaría Escrivá. En la fachada principal de la basílica de San Pedro colgaba un retrato de tamaño gigante del nuevo santo rodeado de flores.

Joseamaría Escrivá ha sido proclamado santo en el año en el que se cumple el centenario de su nacimiento, el 9 de enero de 1902, en Barbastro, norte de España. Falleció en Roma el 26 de junio de 1975.

En la homilía, el Papa calificó de «actual y urgente» su enseñanza, pues siempre recordaba que el cristiano «en virtud del Bautismo, que lo incorpora a Cristo, está llamado a abrazar con el Señor una relación ininterrumpida y vital».

«Está llamado a ser santo y a colaborar en la salvación de la humanidad», recordó el Papa. Este mensaje era proclamado por Escrivá antes del Concilio Vaticano II, en años en los que en algunos ambientes católicos la santidad parecía una prerrogativa propia de religiosos y sacerdotes.

Dirigiéndose en particular a los miembros del Opus Dei, el Papa les pidió «elevar el mundo hacia Dios y transformarlo desde dentro», siguiendo el «ideal que el santo fundador os indica».

«Siguiendo sus huellas –añadió–, difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad».

Para responder a este desafío, les ofreció el mismo consejo que dejaba Escrivá, «primero, oración; después, expiación; en tercer lugar, muy en tercer lugar, acción» («Camino», n. 82).

«Nos es una paradoja, sino una verdad perenne –aclaró el vicario de Cristo–: la fecundidad del apostolado está ante todo en la oración y en una vida sacramental intensa y constante. Este es, en el fondo, el secreto de la santidad y del auténtico éxito de los santos».

Josemaría Escrivá fue proclamado beato por Juan Pablo II el 17 de mayo de 1992, en una ceremonia celebrada también en la plaza de San Pedro.

La canonización de Josemaría Escrivá ha sido la número 468 proclamada por el Papa Karol Wojtyla. Desde la institución de la Congregación para las Causas de los Santos (inicialmente conocida como «Ritos»), en 1588, hasta el inicio del pontificado de Juan Pablo II, los santos eran 296. Durante su pontificado, este pontífice ha canonizado a 467 santos, de los que 400 son mártires. En estos años ha proclamado también 1.294 beatos.

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ZENIT Staff

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