El Papa canoniza este domingo a Paula Montal de San José de Calasanz

Fundadora del Instituto de las Hijas de María

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CIUDAD DEL VATICANO, 22 noviembre 2001 (ZENIT.org).- El próximo 25 de noviembre será canonizada en Roma la beata Paula Montal de San José de Calasanz, fundadora del Instituto de las Hijas de María, Religiosas de las Escuelas Pías, más conocidas como Escolapias.

El acontecimiento ha sido precedido por la beatificación, el pasado 11 de marzo, de seis Hijas de María y dos ex alumnas de la congregación uruguayas laicas.

Paula Montal Fornés nació en Arenys de Mar (Barcelona) el 11 de octubre de 1799, en el seno de una familia sencilla de artesanos. Del segundo matrimonio de sus padres, Ramón Montal, maestro cordelero, y viudo con cuatro hijos, y Vicenta Fornés, viuda sin hijos, nacieron cinco hijos; Paula era la mayor. Crecida en un hogar numeroso, fue educada en los valores de la vida cristiana. Pasó su infancia y juventud en su villa natal. Huérfana a los 10 años, trabajó como puntaire-encajera para ayudar a su madre en la economía del hogar. Colaboró activamente en la pastoral parroquial como miembro de la Cofradía del Rosario y de la Congregación de los Dolores, destacando desde su infancia y juventud por su profundo amor a María. También ayudó asiduamente en la catequesis parroquial con las niñas y jóvenes.

Paula Montal, sensible a la realidad de su tiempo y encarnada en el ambiente sociocultural de su Arenys de Mar, constató que a la sociedad y a la Iglesia les faltaba la cooperación de la mujer con una adecuada formación humano-cristiana y cultural, especialmente a través de la familia, y en el campo laboral. Pero debía estar formada e instruida para que viviera en plenitud su dignidad de persona e de hija de Dios. Su lema es claro exponente de ese ideal: ”Salvar las familias enseñando a las niñas el santo temor de Dios”.

Por eso, en 1829, fundó en Figueras (Gerona) el Instituto de Hijas de María, Religiosas de las Escuelas Pías, abriendo una escuela para niñas. Hasta 1842 realizó una intensa labor educativa en Figueras, estableciendo un amplio programa de materias para las niñas con el que rompía la discriminación existente en relación con los niños, a nivel legislativo. Allí aparece claramente perfilada su vocación de educadora, escolapia y fundadora. Siguieron la fundación de la escuela de Arenys de Mar (1842) y de Sabadell (1846), donde estructuró canónicamente el instituto religioso con la espiritualidad y reglas de San José de Calasanz, con el que se sentía totalmente identificada. Allí profesó como Hija de María Escolapia, el 2 de febrero de 1847.

En el Capítulo General celebrado el 14 de marzo de 1847, no fue elegida superiora general, quedando alejada en la dirección del grupo, pero conservando su responsabilidad de fundadora. De 1849 a 1859 el instituto creció con rapidez, bajo su impulso directo. Realizó las fundaciones de Igualada (1849), Vendrell (1850), Masnou (1852), Gerona (1853), Blanes (1854), Barcelona (1857), Sóller (1857) y Olesa de Montserrat (1859). De 1852 a 1859 fue maestra de novicias en Sabadell. En ese periodo profesaron 90 novicias, y fue la formadora de las 130 primeras escolapias.

Pasó en Olesa de Montserrat de 1859 a 1889, un tanto alejada de la dirección del instituto, trabajando asiduamente en el campo de la acción que la obediencia le había confiado: la comunidad y las niñas de Olesa de Montserrat. Procuró para su colegio un ambiente familiar, donde se hermanaban la alegría con un trabajo escolar intenso, y la profunda formación cristiana de las alumnas. Se distinguió por su espíritu de oración, amor a los pobres y fidelidad al cumplimiento de las Constituciones y Reglas. Su existencia se fue apagando lentamente y el 26 de febrero de 1889, después de una dolorosa enfermedad, murió tras haber exclamado con clara voz y mirada fija: “María mía, Madre Mía”. Tenía 90 años de edad.

A su muerte, 308 escolapias y 38 novicias vivían su ideal espiritual y pedagógico, educando a 3.464 alumnas en 19 colegios, extendidos por toda la geografía española. El 18 de abril de 1993 fue beatificada por el Papa Juan Pablo II.

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ZENIT Staff

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