El Papa canonizará a cuatro nuevos santos el día de su cumpleaños

Se espera una auténtica fiesta polaca en la plaza de San Pedro

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CIUDAD DEL VATICANO, 16 mayo 2003 (ZENIT.org).- Este domingo, 18 de mayo, día en que cumplirá 83 años, Juan Pablo II canonizará a cuatro nuevos santos, de los cuales dos polacos, en presencia del presidente Aleksander Kwasniewski y veinte mil compatriotas.

Al concluir la celebración, en la plaza de San Pedro del Vaticano, los compatriotas del Papa cantarán el tradicional «Stolat» («¡Que vivas cien años!») acompañados por la orquesta nacional de la Radio polaca.

El resto de la jornada será un día igual a los demás para el Papa, quien no celebra su cumpleaños, sino más bien su onomástico, San Carlos (Karol), el 4 de noviembre.

Los dos nuevos santos polacos son el obispo polaco José Sebastián Pelczar (1842-1924), fundador de la Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, y Ursula Ledóchowska (1865-1939) fundadora de las Religiosas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante.

Las otras dos nuevas santas son Maria De Mattias (1805-1866), fundadora de la Congregación de las Religiosas Adoradoras de la Sangre de Cristo, y Virginia Centurione Bracelli (1587-1651), fundadora de las Religiosas de Nuestra Señora del Refugio en el Monte Calvario y de las Religiosas Hijas de Nuestra Señora al Monte Calvario.

Ningún Papa ha alentado tanto el trabajo de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, cuyo actual prefecto es el cardenal portugués José Saraiva Martins. Al término de la celebración, Juan Pablo II habrá canonizado en sus casi 25 años de pontificado a 489 beatos.

Para que una persona pueda ser beatificada, se requiere ante todo que tenga «fama de santidad» entre el pueblo cristiano.

A continuación se realiza una investigación canónica diocesana –y después romana– cuyo objetivo es verificar que la persona haya vivido las virtudes cristianas de manera «heroica».

Para que tenga lugar la beatificación, las investigaciones deben demostrar que la persona fue martirizada (derramó su sangre por la fe) o que se compruebe la existencia de un milagro después de su muerte atribuido a la intercesión del servidor de Dios en cuestión.

La investigación y comprobación de un nuevo milagro atribuido a su intercesión, acaecido tras la beatificación, podrá después abrir la puerta de la canonización.

La constatación de un milagro (curación científicamente inexplicable) debe ser estudiada por una comisión científica de médicos, y después por una comisión teológica.

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ZENIT Staff

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