El Papa celebró misa por los cardenales y obispos fallecidos

Una eucaristía iluminada por la fe en la Resurrección. En sufragio de los 111 obispos y 10 cardenales que murieron el último año

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El santo padre Francisco, ha celebrado esta mañana como cada año en la basílica de San Pedro una misa solemne en sufragio de los 111 obispos y 10 cardenales fallecidos en los últimos 12 meses, acompañada por el Coro de la Capilla Sixtina.

La homilía del Papa se centró en la fe en la Resurrección, una verdad que «hizo camino con dificultad en el Antiguo Testamento». 

El Papa sustentó que Jesús es «la respuesta» y el «fundamento», no a través de un discurso persuasivo pero en la «palabra viva de la cruz y de la Resurrección». Francisco pidió a Dios que los cardenales y obispos fallecidos durante el último año «puedan gozar de la alegría de la Nueva Jerusalén».

“Esta celebración, gracias a la Palabra de Dios –ha indicado el papa Francisco– está completamente iluminada por la fe en la resurrección”.

“Toda la revelación divina es fruto del diálogo entre Dios y su pueblo, y también la fe en la Resurrección está unida a este diálogo, que acompaña el camino del Pueblo de Dios en la historia. No hay que maravillarse de que un misterio tan grande, tan decisivo, tan sobrehumano como el de la Resurrección haya requerido todo el recorrido, todo el tiempo necesario hasta Jesucristo. El puede decir: ‘Yo soy la resurrección y la vida’ porque en él ese misterio no sólo se revela plenamente, sino que se cumple, sucede, por primera y definitiva vez se convierte en realidad”, dijo.

Recordó también que los fieles estamos llamados a estar primero ante la cruz de Jesús, pero también a escuchar su último grito y su último suspiro, así como el silencio que se prolonga durante todo el Sábado Santo.

“Y después estamos llamados a ir a la tumba, para ver que la gran piedra se ha abierto, para escuchar el anuncio: ‘Ha resucitado, no está aquí’. Allí está la respuesta. Allí está el fundamento, la roca. No en »discursos persuasores de sabiduría, sino en la palabra viva de la cruz y la resurrección de Jesús».

Y al concluir quiso precisar: “Es lo que predica el apóstol Pablo, Jesucristo, crucificado y resucitado. Si Él no ha resucitado, nuestra fe es vacía e inconsistente. Pero como Él ha resucitado, más aún, Él es la Resurrección, nuestra fe está llena de verdad y de vida eterna”.

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ZENIT Staff

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