El Papa clausura el Sínodo: La fuerza de la Iglesia es la unidad

Constata la ausencia de obispos procedentes de China continental

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CIUDAD DEL VATICANO, 28 octubre 2001 (ZENIT.org).- La debilidad de la Iglesia está «en la división y en la contraposición» afirmó Juan Pablo II este sábado, 27 de octubre, al clausurar oficialmente el Sínodo de los obispos.

La asamblea, de cuatro semanas de duración, que ha culminado la serie de cumbres eclesiales celebradas tras el Concilio Vaticano II sobre los diferentes estados de vida cristianos (laicos, sacerdotes, religiosos) llevaba por tema «El obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo».

Al despedirse de los 280 padres sinodales participantes, el Papa constató con evidente satisfacción que en las sesiones de trabajo la palabra más citada fue «comunión».

En particular, aclaró, se ha recalcado que «la fuerza de la Iglesia está en la comunión, su debilidad está en la división y en la contraposición».

El obispo de Roma reconoció la Iglesia sólo «podrá dar una respuesta creíble a los desafíos que provienen del actual contexto social y cultural» si hace «perceptible claramente una profunda y convencida unidad de los pastores entre ellos y con el sucesor de Pedro, así como de los obispos con sus sacerdotes».

Durante la eucaristía conclusiva, en la que concelebraron 55 cardenales, siete patriarcas, setenta arzobispos y 106 obispos, Juan Pablo II envió «un saludo particular a los obispos de China continental, cuya ausencia en el Sínodo no nos ha impedido advertir su espiritual cercanía en el recuerdo y en la oración».

Asimismo pidió que las Conferencias Episcopales reflexionen sobre la manera en que se puede valorizar «a los Obispos eméritos que aún gozan de buena salud y energías, confiándoles algún servicio eclesial». De los 4.390 obispos en todo el mundo, 851 son obispos eméritos por motivos de edad o por renuncia antes de llegar a los 75 años.

Como conclusión dejó a los participantes el testimonio de «los quince obispos canonizados durante el siglo veinte». Citó uno a uno sus nombres. Entre ellos, destacan Juan Fisher, obispo de Rochester, mártir; Antonio María Claret, arzobispo de Santiago de Cuba; Juan de Ribera, arzobispo de Valencia; Jerónimo Hermosilla, Valentín Berrio-Ochoa y otros seis obispos, mártires en Vietnam; Ezequiel Moreno y Díaz, obispo de Pasto (Colombia).

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ZENIT Staff

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