El Papa condena firmemente la ola de terrorismo de ETA

Ninguna idea o concepción social o política puede imponerse por la violencia

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CASTEL GANDOLFO, 30 julio (ZENIT.org).- Juan Pablo II, al encontrarse a mediodía con miles de peregrinos, expresó su «profundo dolor», así como su «solidaridad y cercanía a las familias de las víctimas», de la «ola de terrorismo que azota en estos días España».

El mes de julio de 2000 se recordará por la constante escalada de violencia de la banda terrorista ETA en toda el país. Desde la ruptura de la tregua en noviembre del año pasado, el grupo armado ha cometido 17 atentados en los que han muerto siete personas, pero la frecuencia de los ataques ha aumentado con la llegada del verano.

En las últimas semanas, la banda terrorista ha perpetrado atentados fallidos contra varios políticos y un cuartel de la Guardia Civil; ha colocado bombas lapa y explosivos en los bajos de varios coches; ha asesinado al concejal del Partido Popular en Málaga, José María Martín Carpena, y el sábado pasado acabó con la vida del ex gobernador civil de Guipúzcoa, Juan María Jáuregui, quien fue asesinado con dos disparos en la nuca mientras disfrutaba de unos días de vacaciones en su pueblo natal. Juan Pablo II mencionó este dramático suceso después de rezar, como todos los domingos, el «Angelus», en esta ocasión en el palacio apostólico de Castel Gandolfo, junto a varios miles de peregrinos.

«Renuevo una vez más la condena más enérgica a estos actos contra el derecho a la libertad y a la vida –dijo el Santo Padre–, reafirmando que ninguna idea o concepción social o política puede imponerse por la violencia. Pido al Señor que el querido pueblo español pueda gozar siempre de una pacífica convivencia y armonía social».

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ZENIT Staff

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