Pope Francis' visit at Philadelphia's Curran-Fromhold Correctional Facility

CTV

El Papa critica cuando los sistemas penitenciarios no generan nuevas oportunidades

11:00 – Filadelfia: el Santo Padre ha visitado una cárcel y ha recordado a los presos que Jesús ‘nos quiere ayudar a recomponer nuestro andar’

 

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Procedente del seminario San Carlos Borroméo, donde el santo padre Francisco se dirigió a los obispos que participan en el Encuentro Mundial de las Familias y tuvo una audiencia con cinco víctimas de abusos por parte de personas de la Iglesia, llegó a la cárcel Curran-Fromhold, la más grande de Filadelfia.

Es penoso constatar sistemas penitenciarios que no buscan curar las llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades. Es doloroso constatar cuando se cree que solo algunos tienen necesidad de ser lavados, purificados no asumiendo que su cansancio, su dolor y sus heridas, son también el cansancio y el dolor, las heridas, de una sociedad. Con estas palabras se dirigió el Santo Padre en su visita durante la cual se reunió con un centenar de presos.

El Papa aseguró que “el Señor nos lo muestra claro por medio de un gesto: lavar los pies para volver a la mesa. Una mesa en la que Él quiere que nadie quede fuera. Una mesa que ha sido tendida para todos y a la que todos somos invitados”.

Asimismo, Francisco indicó que Jesús “viene a nuestro encuentro para calzarnos de nuevo con la dignidad de los hijos de Dios. Nos quiere ayudar a recomponer nuestro andar, reemprender nuestro caminar, recuperar nuestra esperanza, restituirnos la fe y la confianza”. Quiere –añadió– que volvamos a los caminos, a la vida, sintiendo que tenemos una misión; que este tiempo de reclusión no ha sido nunca un sinónimo de expulsión.

El Santo Padre reconoció que los presentes viven un momento doloroso “no solo para ustedes, sino para sus familias y para toda la sociedad”. Y advirtió que una sociedad, una familia que no sabe sufrir los dolores de sus hijos, es una sociedad que “está condenada a quedar presa de sí misma, presa de todo lo que la hace sufrir”. Así, reconoció estar allí como pastor y como hermano para compartir su situación y hacerla también suya. “He venido a que podamos rezar juntos y presentarle a nuestro Dios lo que nos duele, también lo que nos anima y recibir de Él la fuerza de la Resurrección”, indicó.

Del mismo modo, aseguró que “por la fe sabemos que Jesús nos busca, quiere sanar nuestras heridas, curar nuestros pies de las llagas de un andar cargado de soledad, limpiarnos del polvo que se fue impregnando por los caminos que cada uno tuvo que transitar”.

No nos pregunta –añadió– por dónde estuvimos andando, no nos interroga qué estuvimos haciendo. Es más, Jesús nos dice: “si no te lavo los pies, no podré darte la vida que el Padre siempre soñó, la vida para la cual te creó”. Por otro lado, el Pontífice indicó que “todos tenemos necesidad de ser purificados, de ser lavados. Todos somos buscados por este Maestro que nos quiere ayudar a reemprender el camino”.

El Papa aseguró a los presentes que este momento en su vida solo puede tener una finalidad: “tender la mano para volver al camino, tender la mano que ayude a la reinserción social”. Una reinserción –añadió– de la que todos formamos parte, a la que todos estamos invitados a estimular, acompañar y generar.  

Por ello, el Santo Padre invitó a los presentes a tener esta actitud entre ellos, con todas las personas que de alguna manera forman parte de este instituto penitenciario. “Sean forjadores de oportunidades, sean forjadores de camino, de nuevos senderos”, exhortó Francisco.

“Todos tenemos algo de lo que ser limpiados, purificados. Que esa conciencia nos despierte a la solidaridad, a apoyarnos y buscar lo mejor para los demás”, pidió el Santo Padre al concluir su discurso. 

Al concluir saludó con visible afecto a muchos de los presos allí presentes y recibió algunos regalos por parte de los reclusos.

 

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Rocío Lancho García

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