El Papa decepcionado por la ausencia del cristianismo en la Constitución europea

«No se pueden cortar las raíces de las que provenimos», denuncia

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 20 junio 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II manifestó públicamente su decepción este domingo ante la redacción de la Constitución de la Unión Europea, adoptada este viernes en Bruselas, en la que no se reconoce el papel del cristianismo en la construcción de Europa.

«No se pueden cortar las raíces de las que provenimos», afirmó con energía el Santo Padre hablando en polaco antes de despedirse de los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano para rezar a mediodía la oración mariana del Ángelus.

El Papa dio las gracias a su país de nacimiento, cuyo gobierno se ha esforzado hasta el final por reflejar el papel de la herencia cristiana en el Tratado constitucional.

«Doy las gracias a Polonia que en el foro europeo ha defendido fielmente las raíces cristianas de nuestro continente, de las que surgió la cultura y el desarrollo de la civilización de nuestro tiempo», afirmó.

Este sábado, Joaquín Navarro-Valls, portavoz vaticano, había publicado una declaración en la que constataba que «la Santa Sede no puede dejar de expresar su pesar por la oposición de algunos gobiernos al reconocimiento explícito a las raíces cristianas de Europa».

«Se trata de un desconocimiento de la evidencia histórica y de la identidad cristianas de las poblaciones europeas», constataba el director de la Oficina de Información del Vaticano.

«La Santa Sede expresa vivo aprecio y gratitud a aquellos gobiernos que, conscientes del pasado y del horizonte histórico en el que toma forma la nueva Europa, han trabajado para expresar concretamente su reconocida herencia religiosa», seguía diciendo Navarro-Valls.

«No debe olvidarse el intenso compromiso de diferentes instancias para que se mencione el patrimonio cristiano de Europa en este tratado, estimulando la reflexión de los responsables políticos, de los ciudadanos y de la opinión pública sobre una cuestión que no es secundaria en el actual contexto nacional, europeo y mundial», recordaba.

El portavoz expresó asimismo «satisfacción» por el artículo 51 de la Constitución, que «salvaguarda el estatuto de las confesiones religiosas en los Estados miembros y compromete a la Unión a mantener con ellas un diálogo abierto, transparente y regular, reconociendo su identidad y contribución específica».

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ZENIT Staff

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