CIUDAD DEL VATICANO, 8 abril 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II volvió a expresar este lunes su preocupación por la violencia en Tierra Santa que ha alcanzado «niveles inimaginables e intolerables».
El panorama internacional, constató el pontífice, hace ver con qué «apremiante evidencia la humanidad necesita desesperadamente la gracia de la paz de Dios».
Escuchaban al pontífice unos sesenta miembros de la «Papal Foundation», institución estadounidense creada en 1990 por el fallecido arzobispo de Philadephia (Estados Unidos), el cardenal John Krol, con el objetivo de recoger todos los años fondos para apoyar las actividades caritativas del Papa.
«Sentimos todavía las tremendas consecuencias de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre», comenzó confesando el Papa al recibir a los peregrinos estadounidenses.
«La espiral de violencia y de hostilidad armada en Tierra Santa –la tierra del nacimiento nuestro Señor, de su muerte y resurrección, una tierra considerada sagrada por las tres religiones monoteístas– ha aumentado hasta llegar a niveles inimaginables e intolerables», siguió denunciando el obispo de Roma.
«Al rededor del mundo, hombres inocentes, mujeres y niños siguen sufriendo las tragedias de la guerra, de la pobreza, de la injusticia y de los abusos de todo tipo», constató.
«Verdaderamente estamos viviendo una situación internacional muy difícil –añadió–. Pero la victoria del Señor y su promesa de quedarse con nosotros «hasta el fin del mundo» (Mateo 28, 20) son antorchas de luz que nos alientan a afrontar los desafíos que se presentan ante nosotros con valor y confianza».
El pontífice agradeció a la Papal Foundation, su obra que gracias a la generosidad de muchas personas «permite llevar adelante obras de ayuda a necesitados en nombre de Cristo y de su Iglesia».
