CIUDAD DEL VATICANO, 13 diciembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II condenó este jueves la violencia entre israelíes y palestinos y denunció que «dos extremismos diferentes» están desfigurando el rostro de Tierra Santa.
Las palabras del pontífice tuvieron lugar al presidir una reunión en el vaticano sobre «El futuro de los cristianos en Tierra Santa» con la participación de cinco representantes católicos de la región, miembros de la Curia Roma, y presidentes de conferencias episcopales del mundo particularmente interesados.
«Por desgracia nos encontramos reunidos en un momento que no dudo en definir «dramático», ya sea para las poblaciones que viven en aquellas queridas regiones, ya sea para nuestros hermanos en la fe», constató el Papa Wojtyla.
«Éstos, de hecho –siguió constatando– parecen aplastados por el peso de dos extremismos diferentes que, independientemente de las razones que los alimentan, están desfigurando el rostro de Tierra Santa».
En este contexto, explicó, los cristianos, y en especial sus pastores, tienen «la importante tarea de seguir siendo testigos de la presencia del amor de Dios en aquellas tierras y portadores del mensaje en ambientes de mayoría musulmana y judía».
La presencia en el encuentro de los presidentes de las conferencias episcopales de Estados Unidos y Canadá, así como de los Consejos episcopales de Europa y América Latina, concluyó el pontífice, «testimonia que en esta difícil tarea, no estáis solos: la Iglesia entera está con vosotros».
A continuación, tomó la palabra el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, quien recalcó la obra realizada por la Santa Sede para «cooperar en el restablecimiento de un clima de paz entre israelíes y palestinos».
En este sentido, consideró que la Sede Apostólica insiste «sobre todo en la necesidad de una tregua y en la reanudación de la negociación entre las partes, bruscamente interrumpida por desgracia hace un año».
El purpurado italiano denunció el éxodo de los cristianos «debido a las continuas migraciones a las que se ven obligados a causa de las duras condiciones de vida».
Citó las estadísticas, según las cuales, «hay 117.000 católicos, entre Israel y los Territorios Palestinos, en una población de 6.100.000 habitantes».
Todos los cristianos juntos, siguió constatando, no «no superan quizá el 3 por ciento de la población; la mayoría son de origen palestino y un número reducido es de origen judío».
«Es necesario examinar como ayudarles en su diálogo con el mundo judío e islámico –añadió–; muchos sufren y necesitan ayuda concreta».
Por este motivo, concluyó, la Santa Sede ha firmado acuerdos tanto con el Estado de Israel (1993), como con la Autoridad Palestina (2000), que ponen las bases para el reconocimiento jurídico de los católicos y sus instituciones.
El encuentro se prolongó durante todo el día con las intervenciones de Su Beatitud Michel Sabbah, patriarca de Jerusalén de los Latinos, del cardenal Francis Arinze, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, y del arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario para las Relaciones con los Estados.
Intervinieron también el cardenal François-Xavier Nguyen Van Thuan, presidente del Pontificio Consejo «Justicia y Paz», y Su Beatitud el cardenal Ignace Moussa I Daoud, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales.
