ESSEN, martes 18 de octubre de 2011(ZENIT.org).– “La colaboración con el Reino de Dios tiene una dimensión esencialmente espiritual”, destacó Benedicto XVI, en una carta de agradecimiento a Adveniat con motivo del cincuenta aniversario de esta obra alemana que ayuda a América Latina.
“En el Padrenuestro, Cristo nos enseña a rezar por la venida del Reino; no lo podemos hacer sin más porque es sobre todo un don, indica en el mensaje, dirigidoal presidente de la obra caritativa y obispo de Essen, monseñorFranz-Josef Overbeck.
Según el Pontífice, “el Reino de Dios y la obra de Cristo van a la par. Se despliegan donde, a través del anuncio de la Buena Noticia y la celebración de los sacramentos, se verifica el encuentro con Él, el redentor y salvador de los hombres”.
“Él mismo es la fuente de paz y el dador de salvación -añade, en referencia a Cristo-. Él no permite que nuestro esfuerzo social permanezca materialmente, de forma exterior y vacía, sino que lo colma con espíritu y vida”.
Precisamente Adveniat (en latín, “venga”) debe su nombre a la súplica del Padrenuestro “venga a nosotros tu reino”, y muestra el objeto y finalidad de la obra: “una evangelización liberadora en solidaridad de los católicos alemanes con los pueblos y la Iglesia en América Latina y el Caribe”.
Benedicto XVI quiso dar las gracias vivamente a la Acción Episcopal Adveniat que ayuda a las poblaciones desfavorecidas de esa zona americana desde hace cincuenta años.
En la misiva, fechada el 4 de octubre, Benedicto XVI recuerda la fundación de esta obra: “Durante el tiempo de Adviento de 1961, los obispos alemanes destinaron, por primera vez, la colecta de Navidad, realizada en el territorio nacional, a los proyectos pastorales de la Iglesia en América Latina”.
“De esta fiel relación entre la Iglesia alemana y los hermanos y hermanas del sur y de centro América nació la Obra de Ayuda Adveniat”, rememoró.
Según el Pontífice, “Adveniat permite al rostro de Cristo, humano y divino, resplandecer cada vez más en América Latina y coopera decididamente en el desarrollo de una sociedad vital y digna de ser vivida en la justicia y en la paz”.
Y añadió que “a través de innumerables proyectos socio-caritativos y de programas de formación, las personas pobres y sin recursos han recibido un gran apoyo”.