El Papa elogia la figura de san Buenaventura, clave en su formación

Dedica al Doctor de la Iglesia su catequesis durante la Audiencia General

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 3 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Siguiendo, tras la pausa del comienzo de la Cuaresma, con su ciclo sobre autores cristianos de la Edad Media, el Papa Benedicto XVI dedicó la catequesis de hoy a san Buenaventura de Bagnoregio, franciscano y doctor de la Iglesia.

El Papa destacó que el pensamiento de san Buenaventura ha sido clave de su propia formación, confiando a los presentes sentir “cierta nostalgia” recordando su etapa de joven investigador, cuando trabajó sobre la obra de este autor, “particularmente querido” para él.

“Su conocimiento ha incidido no poco en mi formación – reconoció –. Con mucha alegría hace pocos meses me dirigí en peregrinación a su lugar natal, Bagnoregio, una pequeña ciudad italiana, en el Lacio, que custodia con veneración su memoria”.

El Pontífice definió a Buenaventura como “hombre de acción y de contemplación, de profunda piedad y de prudencia en el gobierno”.

“Hombre bueno, afable, piadoso y misericordioso, lleno de virtudes, amado por Dios y por los hombres… Dios de hecho le había dado tal gracia, que todos aquellos que lo veían quedaban invadidos por un amor que el corazón no podía ocultar”,

Nacido en Bagnoregio, una ciudad de la Toscana, Buenaventura estudió en París, donde abrazó la orden de los franciscanos. Tras una brillante carrera académica, fue elegido Superior General de la Orden, cargo que desempeñó durante 17 años.

Posteriormente, el papa Gregorio X le nombró obispo y cardenal, y le encomendó a preparación del II Concilio Ecuménico de Lyon, que no llegaría a ver concluido antes de su muerte.

El Papa definió la obra de Buenaventura como “profundamente cristocéntrica”, como lo muestra la propia tesis que defendió para ser habilitado en la enseñanza de la teología, Cuestiones sobre el conocimiento de Cristo.

“Este argumento muestra el papel central que Cristo tuvo siempre en la vida y en la enseñanza de Buenaventura”, afirmó, tema que también resuena en la biografía que Buenaventura escribió de san Francisco de Asís, y que fue aprobada por la Orden como oficial.

“¿Cuál es la imagen de san Francisco que surge del corazón y de la pluma de su hijo devoto y sucesor, san Buenaventura? El punto esencial: Francisco es un alter Christus, un hombre que buscó apasionadamente a Cristo”, explicó el Papa. “En el amor que empuja a la imitación, se conformó enteramente a Él. Buenaventura señalaba este ideal vivo a todos los seguidores de Francisco”.

Este ideal, subrayó, es válido “para todo cristiano, ayer, hoy y siempre”, y fue “indicado como programa también para la Iglesia del Tercer Milenio por mi Predecesor, el Venerable Juan Pablo II”.

Otra de las enseñanzas de este santo doctor, destaca el Papa, fue sobre la vida religiosa, a raíz de la polémica surgida contra las órdenes mendicantes en la Universidad de París, por su novedosa forma de vivir los consejos evangélicos.

Más allá de estas circunstancias históricas, su enseñanza “permanece siempre actual: la Iglesia se hace luminosa y bella por la fidelidad a la vocación de esos hijos suyos y de esas hijas suyas que no sólo ponen en práctica los preceptos evangélicos, sino que, por gracia de Dios, están llamados a observar sus consejos y dan testimonio así, con su estilo de vida pobre, casto y obediente, de que el Evangelio es fuente de gozo y de perfección”, subrayó Benedicto XVI.

Para terminar la catequesis, el Papa quiso transmitir a los presentes “la herencia de este santo Doctor de la Iglesia, que nos recuerda el sentido de nuestra vida”.

“En la tierra… podemos contemplar la inmensidad divina mediante el razonamiento y la admiración; en la patria celeste, en cambio, mediante la visión, cuando seremos hechos semejantes a Dios, y mediante el éxtasis… entraremos en el gozo de Dios», concluyó el Papa, citando palabras del propio Buenaventura.

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ZENIT Staff

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