El Papa en la audiencia: también Jesús fue un refugiado, recemos por todos ellos

Invitó a «estar cerca de los refugiados, compartiendo sus miedos y su incertidumbre por el futuro y aliviando concretamente sus sufrimientos»

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Un miércoles más, en el cual el santo padre Francisco ha pasado la mañana en la plaza de San Pedro rodeado de fieles y peregrinos llegados desde todas las partes del mundo. Banderas argentinas, irlandesas, españolas o croatas ondeaban mientras todos gritaban y saludaban con energía ante el paso del Pontífice en el jeep descubierto. El Papa ha bendecido y besado a los niños, e incluso en un momento ha firmado un libro que le han acercado. Antes de salir a la plaza, Francisco ha pasado unos minutos en el aula Pablo VI, donde ha podido saludar a otro grupo que allí se encontraba.

El Papa ha recordado que pasado mañana, 20 de junio, se celebra la Jornada Mundial del Refugiado, que la comunidad internacional dedica a quién está obligado a dejar la propia tierra para huir de los conflictos y de las persecuciones. «El número de estos hermanos refugiados está creciendo y en estos últimos días, otras miles de personas han sido empujadas a dejar sus casas para salvarse», ha observado. Asimismo ha subrayado que millones de familias refugiadas en tantos países y de diversa fe religiosa viven en su historia, dramas y heridas que difícilmente podrán ser sanadas». Por eso, el Santo Padre ha invitado a «volvernos cercanos a ellos, compartiendo sus miedos y su incertidumbre por el futuro y aliviando concretamente sus sufrimientos». Finalmente el Papa ha pedido que «el Señor apoye a las personas y a las instituciones que trabajan con generosidad para asegurar a los refugiados acogida y dignidad, y darles motivos de esperanza».   

«Pensemos que Jesús ha sido un refugiado, ha tenido que huir para salvar la vida. Con san José y la Virgen. Ha tenido que irse a Egipto. Él ha sido un refugiado», ha recordado el Papa. De este modo el Francisco ha pedido rezar a la Virgen «que conoce los dolores de los refugiados». Y  ha rezado un Ave María con todos los presentes.

Pasado el temporal de lluvias y tormentas en Roma los últimos días, el sol ha salido tímidamente esta mañana para que los peregrinos pudieran disfrutar del encuentro con el Pontífice.

La semana pasada, Francisco concluyó la serie de catequesis sobres los dones del Espíritu Santo, y hoy ha comenzado una nueva serie. En el resumen leído en español por Francisco ha indicado:

«Queridos hermanos y hermanas: hoy comienzo una serie de catequesis sobre la Iglesia. Es como un hijo que habla de su madre, de su familia, porque la Iglesia no es una ONG, ni debe restringirse al clero y al Vaticano. La Iglesia somos todos. La Iglesia es una realidad muy amplia, abierta a toda la humanidad, y con una historia muy antigua. Fue fundada por Cristo, pero hunde sus raíces en el Antiguo Testamento. Tres puntos quiero indicar sobre esta historia: Lo primero que llama la atención es que al inicio Dios no llamó a Abrahán solo, como individuo aislado, sino que acogió también su casa, su familia, sus siervos. Quiso formar un pueblo, para que llevara su bendición a toda la tierra. Segundo: no es Abrahán quien convoca ese pueblo; no es una obra humana para la que se pide la bendición de Dios: es Dios quien toma la iniciativa. Su amor es la clave de todo. El tercer punto nos hace entender que, pese a ponernos en camino como Abrahán, muchas veces fallamos, nos resistimos. Es la historia de la fidelidad de Dios y de la infidelidad del pueblo. Es la paciencia de Dios la que no se cansa de educarnos, como un hijo, no se cansa de las personas. El hecho de reconocernos pecadores nos permite acoger su misericordia; esto hace crecer la Iglesia y no nuestros méritos, sino la experiencia cotidiana del amor de Dios.

A continuación el Pontífice ha saludado «cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular, a los grupos provenientes de España, México, Puerto Rico, Argentina y otros países latinoamericanos». Y ha invitado a todos a pedir al Señor fidelidad a su Palabra y docilidad para llevar su bendición y su amor a toda la Tierra. Muchas gracias».

Tras los saludos en diversos idiomas que el Papa dirigió a los peregrinos, dio un saludo especial a los jóvenes, enfermos y recién casados. Al recordar que estamos en la vigilia del Corpus Domini, el Pontífice ha pedido: «Queridos jóvenes, la Eucaristía sea el alimento principal de nuestra fe; queridos enfermos, no os canséis de adorar al Señor también en la prueba; y los queridos recién casados, aprendan a amar sobre el ejemplo de aquel que, por amor, se ha hecho víctima por nuestra salvación».

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Staff Reporter

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